Elise tiene muy claro lo que le gusta en la cama y se asegura de conseguirlo. Su sed de dominación está saciada gracias a hombres que se inclinan ante ella. Sin embargo, la satisfacción sexual no es lo mismo que el amor, y ella ya se ha quemado en el pasado por ofrecer su corazón con excesiva libertad. Niall es guapo, inteligente, triunfador y dulce como la vainilla. Al instante de conocerse, su atracción hace saltar chispas, a pesar de que él no comparte sus gustos sexuales. Aunque Elise intentó evitarlo, terminó por sucumbir y enamorarse de él, pero ¿cómo podría funcionar una relación en la que ambos amantes quieren colocarse encima?