En este ensayo, Fernando Sánchez Dragó arremete contra todo y contra todos, expresando su hartazgo con la situación de España. Critica la falta de educación, la envidia generalizada y la corrupción rampante, lamentando la transformación del país en una caricatura de sí mismo. A pesar de su enfado, Dragó hace un llamado a recuperar los valores perdidos y a rescatar la esencia de una España abierta, respetuosa y jovial que aún persiste en el fondo.