25 de jul, 2022 por Ignacio del Valle
Ajedrez, gambito de coleccionismo
Un gambito es una apertura de ajedrez en la que se sacrifica estratégicamente una pieza, el coleccionismo a su modo también exige tesón y un plan flexible, máxime cuando se trata del ejercicio intelectual más exigente.
El ajedrez es pariente de juegos de mesa como el shogi japonés, el xiangqi chino y el makruk de Tailandia, tableros que a lomos de las caravanas de las grandes rutas comerciales, como la de la seda, interconectaban Oriente con Occidente. La cultura árabe y sus influencias persas, de donde proviene la expresión shah mat el rey está acabado, es decir, jaque mate. Te invitamos a conocer anécdotas del entretenimiento más internacional.
Sabio exponencial
En el siglo X surge la leyenda árabe que atribuye la invención del ajedrez al sabio Sissa ben Dahir que idea el juego para curar la melancolía de su aburrido rey. El monarca agradecido promete gratificar con lo que pidiera. El sabio sólo se conformaba con un grano de trigo en la primera casilla, dos en la segunda, cuatro en la tercera y seguir doblando la cifra hasta la última casilla del tablero. Esta progresión exponencial arrojaba la cifra de 18.446.744.073.709.551.615 granos de cereal, una cantidad inmensa imposible de cumplir.
Juego de tronos
El ajedrez siempre se ha considerado un entretenimiento regio. Aficionados ingleses como Eduardo III e Isabel I. Monarcas franceses Juan II, Luis XI y Luis XIII y no podían faltar los zares de la talla de Pedro el Grande o Iván el Terrible. En Rusia el ajedrez está considerado deporte nacional. Practicantes como el Papa Gregorio XII, juego predilecto de intelectuales ilustrados como Rousseau, Voltaire, Leibniz o Erasmo de Róterdam.
Entre estas personalidades destaca nuestro Alfonso X el Sabio, promotor en 1283 del códice más destacado de la Edad Media: el Libro del ajedrez, dados y tablas. Este manuscrito describe 103 partidas y diez miniaturas a gran tamaño y es una de las obras de scriptorium más reproducidas en facsímiles por su delicadeza y belleza. El ajedrez se consolida a partir del siglo VII como el pasatiempo preferido de los intelectuales, siendo una de las distracciones favoritas entre la aristocracia europea.
Competiciones internacionales y cibernéticas
Es notable el primer campeonato internacional de 1834 disputado entre Alexander Mc Donnel y Louis Charles de la Bourdonnais. El francés consiguió el primer título oficioso de campeón del mundo de ajedrez. Bien despachado el siglo XX, con dos guerras mundiales, la contienda prosigue sobre el tablero durante la guerra fría entre los EEUU y la URSS. El dominio soviético ante el resto del mundo entre los años 50 y 60 fue abrumador. En ese gélido ambiente tiene lugar uno de los hitos más icónicos de la historia del ajedrez. El Campeonato Mundial de Ajedrez de Reikiavik , Islandia en 1972 enfrenta a durante seis meses, 21 partidas y muchos incidentes entre bambalinas, al legendario Boby Fischer con el defensor del título Borís Spasski, acontecimiento que ha sido tratado en profundidad en libros, películas de cine y documentales.
A finales de los años sesenta otro oponente entra en liza. Llega la inteligencia artificial y los primeros ordenadores de competición. Es en 1996 cuando el programa Deep Blue desarrollado por IBM, logró ganar una partida al campeón mundial Garri Kaspárov, aunque el maestro ganó el torneo con tres victorias, dos empates y una derrota, los laureles se marchitaron porque un año después la máquina doblegó al humano con dos victorias, una derrota y tres empates.
Ajedrez y coleccionismo
Con más de 28.000 lotes vendidos, relativos al ajedrez, según consta en los registros de Orientaprecios, es patente que se trata de una afición muy popular. Ya sean libros, tableros artesanales con taracea y maderas nobles, piezas de alabastro, marfil y esculturas de una delicadeza excepcional. Videojuegos, relojes, Juegos de ajedrez de viaje, también tematizados y personalizados con franqucias populares de cómics, fantasía y cienccia ficción. Obras de arte, libros de ajedrez, revistas, postales, fotografías, películas, tratados, sin olvidar a coleccionismos canónicos como la numismática y la filatelia. Tienes más de 23.000 lotes a tu disposición. Ahora te toca mover pieza en todocoleccion, donde viven los recuerdos.
