Rapé

18 de feb, 2020 por Ignacio del Valle

Cajas de rapé y tabaqueras: el arte del estornudo

Testigos de la historia, las cajitas de rapé y tabaqueras son objetos de colección por excelencia. El atractivo de los metales preciosos y las más exóticas materias primas dan forma a estas pequeñas joyas artesanas.


Protocolo del estornudo

El auge del rapé está asociado a los últimos coletazos del Antiguo Régimen. En el siglo XVIII, entre la aristocracia rococó, se impone la moda de consumir rapé, tabaco rallado y mezclado con otras sustancias. Desde los pabellones de Versailles, esta nueva manera invade al resto de cortes reales con su parafernalia y protocolo sofisticado. El rapé es un viejo conocido de los españoles desde tiempos de Felipe II, cuando el monarca comisionó al galeno y botánico Francisco Hernández de Boncalo para cultivar exótico tabaco en Toledo. La afición a la nicotina estaba servida y se propagó por los círculos de potentados con la velocidad de los vicios prohibidos.

Caja de rapé mujeres esnifando

 

Catalina de Médici, Enrique III, Napoleón o Darwin

La evolución del vicio del tabaco alcanzó al autor de El origen de las especies, Charles Darwin, que se enganchó al tabaco nasal en sus galopadas por la pampa argentina. La mezcla de tabaco y mate y las combinaciones que ofrecía el polvo de tabaco rallado para estornudar, combinado incluso con hojas de coca. Los efectos mareantes del rapé arrasaron en Gran Bretaña y como todas las extravagancias pecaminosas se apuntó a los franceses como responsables y apóstoles de esta nueva moda. La palabra rapé es un galicismo que significa rallado.

 

Caja de rapé en carey

 

Cajas de rapé y tabaqueras de museo

La preparación del rallado, un ritual y accesorios especializados. Las tabaqueras, alfileres para la limpieza del rallador, filtros, cucharillas dispensadoras y, en el colmo del esnobismo, una patita de conejo para limpiarse la napia de algún resto indecoroso. El acto de estornudar contaba un protocolo para alcanzar el máximo placer espasmódico y desahogo en público. Como todas las aficiones, el consumo de rapé cayó en desgracia e incluso en un fuerte rechazo social, de tal forma que en la década de los modernos años veinte estas alegrías no eran bien vistas en público. La expresión “voy a echar un polvo” aludía a la esnifada de tabaco, sino otra sustancia peor.

 

Pintura al óleo oliendo rapé

 

Si el consumo de rapé está prácticamente extinguido en la actualidad, por la persecución del tabaco, las cajas y tabaqueras son objetos coleccionables de eterna popularidad. Las cajitas de rapé se distinguen por su primorosa factura y fabricación de metales preciosos: oro y plata, maderas nobles o porcelanas policromadas. Materiales como el carey, marfil, hueso, nácar o la laca dieron paso a delicadas miniaturas incluso en papel maché.

Las cajas de rapé originales del siglo XVIII también derivaron en decenas de usos alternativos: para albergar maquillaje, bombones o joyas. Gracias a sus imaginativos diseños, desde motivos rococó a escenas orientales y aventuras mitológicas, las cajas de rapé alcanzan la categoría de joya. Como artículos de lujo y miniaturas de primorosa factura, estas tabaqueras, que han atravesado las modas de los siglos, son objetos habituales en colecciones de  museos y particulares.

Caja de rapé en papier maché

En todocoleccion dispones de centenares de lotes de tabaqueras y cajitas de rapé, testigos de la historia y los recuerdos que han atravesado vidas revueltas y bonanzas para llegar a buen puerto a un lugar seguro: tu colección.

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