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Cajas registradoras antiguas

25 de jun, 2019 por Ignacio del Valle

Dándole vueltas a las cajas registradoras

Las cajas registradoras resumen la imagen del comercio tradicional. Su imponente presencia, brillos, sonidos, teclas y manivelas... del ultramarinos al gran hotel: un lujo para recordar.


Las cajas registradoras son la base de cualquier negocio de cara al público. Todo comerciante necesita un control de las operaciones diarias para dirigir su empresa. Hacemos un repaso desde el origen a la actualidad de estos aparatos técnicos que tantos cálculos nos ahorran. 

La primera caja registradora: Ritty 1

Tras la Guerra de la Secesión de Estados Unidos, James Ritty en Dayton (Ohio) estaba dando vueltas a las pérdidas por hurto de su saloon y, viendo el contador de revoluciones de una hélice girar, se inspiró para inventar en 1879 la primera caja registradora que contaba monedas: la Ritty 1. Con la patente de los hermanos Ritty a buen recaudo, nació la National Cash Register en 1883, cuyas siglas NCR le serán muy familiares si es usuario de los cajeros automáticos abiertos 24 horas.
 

Caja Registradora National

Altares del comercio

De proteger la recaudación diaria a imprimir tickets y recibos, para ayudar para cuadrar las ventas del día y salvaguardar el beneficio de manos amigas de lo ajeno. Las cajas registradoras en un lugar bien visible del local, y a veces, elevadas como un altar con su teclado componiendo una sinfonía de timbres, monedas y billetes.

Estas máquinas, con sus anotaciones y notas musicales, pusieron música al comercio del siglo XX. El sonido de la campanilla “till”, el giro de la manivela, un ritual en la memoria auditiva de los más veteranos todocoleccionistas. Y también para los seguidores de Pink Floyd cuyo Money se inicia con el soniquete de una caja registradora, uno de los temas estrella del álbum “The Dark side of the moon”.

 

Caja Registradora National

Cajas registradoras deslumbrantes

Los almacenes más prestigiosos, boutiques de moda, locales de ocio, ferreterías y colmados lucieron espléndidas cajas registradoras con sus brillos y acabados en latón, incrustaciones de vidrio y aires modernistas. Las cajas registradoras elevadas en un habitáculo con ventanilla presidiendo la entrada y salida daban la medida de la categoría del local.

 

Caja registradora antigua

 

El cliente esperaba la cuenta que se reflejaba en un casillero desde el que se podía comprobar si el precio marcado era el correcto. Las manos de, por norma, una cajera, se movían ágiles sobre un pesado teclado con resortes. Cuanto más monumental la caja registradora, más funciones, sensación de lujo y progreso.

Cajas registradoras en la memoria

Más adelante vinieron los adelantos electromecánicos y los terminales punto de venta o TPV, que no dejan de ser un computador con una pistola láser para leer los códigos de barras, asociado al cobro en efectivo, con tarjeta de crédito o lo que esté por inventar. Unos dispositivos anodinos, fríos y sin encanto. Por carecer, hasta eliminan la figura de los cajeros y cajeras que tanto calor humano, charla y toque personal imprimieron a esos días.

Caja registradora Roch

Dada su imponente presencia, diseño elaborado y por su majestuosa apariencia, las cajas registradoras ocupan un lugar destacado en todocoleccion. En la actualidad son de mucha utilidad como objetos de decoración.

En nuestro catálogo tienes más de 220 cajas registradoras para elegir la tuya. Entre las marcas más prestigiosas puedes encontrar National, Krupp, Olivetti, Oltar, Roch, Brandt... Una onda vintage que da el contrapunto de optimismo, estilo y color a los espacios minimalistas de hoy. 

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