25 de jul, 2018 por Ignacio del Valle
En juguetería, la tecnología se ha aplicado desde las exclusivas muñecas de porcelana francesas a los robots japoneses. Autómatas protagonistas en todocoleccion.
Dentro de los juguetes autómatas hay dos clases de antigüedades de estética y concepto dispar: las muñecas de porcelana artesanal y los juguetes de hoja de lata. Muñecas de autor de serie limitada vs. juguetes de latón fabricados en tiradas masivas. Ambas opciones comparten un magnetismo irresistible para los coleccionistas. Son valores al alza por su condición de reliquias tecnológicas y decorativas.
Las muñecas autómatas de porcelana son esculturas en movimiento. Asombra el realismo de su expresión, ojos de vidrio, pestañas y cabello natural, sus delicadas manos... Sobre todo, el preciosismo de su vestuario en miniatura o los movimientos sincronizados al compás de la caja de música.
Su llamativa presencia era reclamo publicitario en los escaparates de los comercios más distinguidos de su época. Las muñecas de porcelana eran un regalo galante para las damas de la alta sociedad. Creaciones que han llegado hasta nosotros de generación en generación con categoría de joyas de herencia familiar. Inglaterra, Alemania y Holanda participaban de este mercado, con Francia en posición muy destacada.
Las muñecas autómatas de porcelana vivieron su edad de oro entre 1850 y 1905 en París, capital mundial de la buena vida. Se montaban en talleres de Marais, el distrito de Víctor Hugo. Estas novedades compartían mecanismos de relojeros suizos, cabezas y manos de biscuit y el más delicado vestuario a la última moda de los Campos Elíseos. Los fabricantes de muñecas más afamados fueron T. Roullet & Descamps, Lambert y Vichy. En todocoleccion tenemos en venta esta muñeca de porcelana, una autómata excepcional de la casa Lambert con una cabeza original de la muy cotizada firma Juneau.
Al mismo tiempo, en la Belle Époque comienzan a aparecer otro tipo de autómatas simples con precios populares y ajustados. Estos son los juguetes de hojalata con mecanismos de cuerda o de fricción. También son fruto de la revolución industrial y antepasados de la cultura pop. Reflejan confianza en el porvenir, espíritu maquinista, fantasía y pasión por el sonido en movimiento. Hoy son deseados objetos de colección. Estos juguetes de hojalata nunca pasan inadvertidos por sus diseños coloridos y sencillez de manejo. Por ello escasean y cotizan al alza los ejemplares sin marcas de uso y en su caja original. Aunque la pátina del trato, la memoria del objeto vivido, les confiere una impronta que los hace más entrañables.
Los más afamados fabricantes alemanes regaron el mundo con sus exportaciones. Con tanta guerra mundial se perdieron muchos moldes que fueron fundidos y reciclados en armamento militar.
La casa española Payá conservaba más de 3.800 matrices originales de estas invenciones desde principios de 1900 y tienen la costumbre de reeditar sus modelos más famosos. Abundan muchas referencias a Payá en las subastas de juguetes de todocoleccion.
En Japón la falta de materias primas se compensó con tesón, ingenio y diseño. La revolución Meijí puso punto final al aislacionismo de la era Tokugawa (1603-1869). El cambio de una sociedad feudal al estándar e instituciones de la era contemporánea europea fue traumático.
Todavía hoy sorprende el contraste de una ciudadanía escrupulosa con la tradición y al mismo tiempo máximo exponente de la tecnología de vanguardia. Las primeras industrias jugueteras japonesas replicaron los modelos de juguetes alemanes. Con la influencia de los Estados Unidos, en los años 50 se producen juguetes de lata considerados Toy Art o joyas vintage.
Robots alienígenas, robots femeninos, familias de robots. Robots Made in Japan con unas formas y colores imborrables quedarán en la memoria de la generación baby boom.
Marcas de referencia como Horikawa, Alps, Daiya, Marusan y Bandai. Con personajes inspirados en la conquista y correría espacial. Astronautas, naves siderales con robots. Y por supuesto los amos del desastre: los monstruos de hojalata. Engendros radiactivos que cada dos películas por tres no dejan un barrio en pie de Tokio a Yokohama.
Los robots de lata siempre dibujan una sonrisa, ya sea en las manos de un niño dándole cuerda, caminando por el filo de la estantería jugándose la abolladura o a buen recaudo en una vitrina con cerradura, como las muñecas de porcelana.
Muñecas y robots son juguetes de otras épocas para coleccionar ahora. En todocoleccion hay disponibles más de 7.000 lotes de muñecas de porcelana y más de 13.000 juguetes de hojalata. Sólo están a un par de clics. Inmersos en este mundo autómata no podemos evitar preguntarnos, ¿soñarán las muñecas de porcelana con robots de hojalata?