3 de mar, 2020 por Ignacio del Valle
Entre el menaje, el arte y la creatividad nos encontramos al coleccionismo de hueveras, también conocido como pocilovista.
Su majestad el huevo de gallina es uno de los alimentos básicos desde los albores de la humanidad. Una de las formas más saludables de consumir huevos es “pasados por agua” cuya receta es más simple que un cacillo. Basta poner un recipiente con agua del tiempo a hervir y sumergir dentro el huevo. Cuando el agua toma temperatura y en el fondo del cazo comienzan a formarse burbujas, y muy importante, no desaparezcan al remover con la cuchara, significa que está a unos 90ºC de temperatura, entonces, se retira el huevo del agua hirviendo y se deja reposar medio minuto hasta que se pueda manipular sin quemarse. De esta forma tendremos un huevo “pasado por agua” listo para ser consumido en la huevera. La parte más ancha del huevo debe quedar arriba para poder usar la cucharilla con más comodidad. La costumbre de consumir huevos pasados por agua queremos pensar que está documentada en los frescos de la carbonizada Pompeya.
El aporte nutritivo de los huevos es conocido desde que se criaban gallinas, siendo la puesta de estas inquietas aves de corral fundamental en el sustento familiar. Cuando el cabeza de familia salía a trabajar al campo o a la fábrica, ese aporte de energía constituía la base de su desayuno para afrontar la jornada laboral. La expresión “cuando seas padre comerás huevos", o “comerás dos huevos” está detrás de esa responsabilidad. Ya humildes jornaleros o aristócratas, con servicio ataviado con librea, el consumo de huevos pasados por agua nos regaló una de las piezas del ajuar doméstico más coleccionables que es transversal a todas las clases sociales a lo largo de los siglos. Criar unas gallinas picoteando en el corral es una costumbre que aún perdura en muchos pueblos y sorprendentemente en algunos movimientos naturistas de urbanitas hoy.
Visto el complicado nombre que deriva de latín, pocillum (“tacita”) y ovi (“huevo”), la popularización de las hueveras se inicia pasado el siglo XVI, dado que la costumbre era consumir los huevos duros o asados en los rescoldos y brasas del fogón. Fueron los ingleses con su desayuno potente quienes pusieron de moda el consumo de huevos pasados por agua y toda la parafernalia que conlleva la etiqueta de servirlos en hueveras de estudiados diseños en la mesa. Pero es en la británica era victoriana cuando, a imitación de la pujante burguesía industrial y la propia reina de Inglaterra, se estandariza la moda de utilizar hueveras tanto en el palacio de la monarca como en la barraca del minero.
Porcelana, cerámica, plata, madera, actuales resinas sintéticas... las hueveras, al igual que las fuentes, platos y cristalerías de calidad se exponían en la vitrinas como objetos de lujo para las ocasiones especiales. Los motivos decorativos abarcan todas las temáticas de las más graves a las humorísticas o las infantiles y son objetos muy sencillos de coleccionar porque necesitan reducido espacio para su exposición y lo más importante: hay hueveras a la la altura de todos los presupuestos. En todocoleccion hay un intercambio muy activo de este tipo de objetos, con un catálogo que se renueva a diario. Con cerca de 800 hueveras en venta te animamos a explorar y de paso que nos contestes: ¿Qué fue primero el huevo o el coleccionismo?