3 de sep, 2019 por Ignacio del Valle
Bitácoras, timones, anclas, escafandras... Las antigüedades náuticas son ideales como decoración o para coleccionistas del ámbito marino.
Las antigüedades náuticas surgieron con las primeras expediciones y comunicaciones marítimas, imprescindibles para el desarrollo del comercio e intercambio cultural entre los cinco continentes. Las grandes rutas marítimas se han abierto gracias a la valentía marinera desde los fenicios hasta hoy. La península Ibérica, España y Portugal han protagonizado grandes descubrimientos como el de América o la vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano que recién cumple 500 años.
Somos testigos de los avances de las ciencias de la navegación desde “Enrique El Navegante” y las artes de situar, dirigir y maniobrar un barco siglos antes de la era satelital. Orientación a través de las estrellas o el declinar del Sol. La medición exacta del tiempo, la distancia y el rumbo. Tienes decenas de tratados, cartas e instrumentos de navegación de esos días de incertidumbre a todo trapo, cuando en el cuaderno de bitácora se puntualizan las derrotas y millas recorridas.
A través del coleccionismo náutico, puedes revivir ese espíritu pionero en tu bote o estancia con instrumentos de navegación y efectos navales con historia. Astrolabios, catalejos, correderas, sondas, transportadores, cartas náuticas y todos los elementos del cuarto de derrota.
El estilo náutico es un clásico de la ambientación de espacios tan vividos como sofisticados. Las antigüedades navales tienen un poder cuasi hipnótico por su esmerado diseño, son objetos pensados y construidos para durar por muchos años en unas condiciones de uso intensivo, de ahí su alta valoración. Ese aire sufrido se ha extendido desde la decoración de dormitorios juveniles con literas a gabinetes con paredes forradas con madera de todocoleccionistas intrépidos.
Estaciones meteorológicas con termómetros y barómetros que alertan de las cambiantes condiciones atmosféricas. Anemómetros que miden la velocidad del viento, brújulas, mosquetones para asegurar… Pinturas, acuarelas y cuadros con lecciones de cabulleria con sus nudos ballestrinque, as de guía y amarres de fiar. Maquetas de veleros, pesqueros, buques mercantes. Herrajes con los destellos dorados de latón tenaz contra la corrosión de la sal y el paso de decenios. Aquí puedes rescatar de las profundidades de la memoria escafandras con sabor a 20.000 leguas de Viaje Submarino.
En todocoleccion puedes armar tu expedición a un mar de recuerdos e imaginación con una selección de piezas con muchas millas náuticas en su diario de abordo. Objetos operativos y decorativos. Anclas, hélices, timones, brújulas, cornamusas, ojos de buey estancos. Un sinfín de postales, cuadros de marinas, batallas navales y curiosas de estampas marineras de puertos detenidos en el tiempo. Tienes hasta norays o bolardos de amarre, astrolabios, compases, bitácoras, sondas, correderas para medir la velocidad de la nave como antaño, lámparas, campanas y sirenas que sonaron en la niebla.
Y también literatura. Títulos legendarios como Moby Dick de Herman Melville, Las olas de Virginia Woolf, En los mares del sur de R.L. Stevenson, La carta esférica de Arturo Pérez Reverte, El viejo y el mar de Ernest Hemingway, El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad o las novelas gráficas de Corto Maltés de Hugo Pratt.
Tres cuartas de partes de la Tierra están cubiertas por agua que se puede surcar a través de la memoria con todocoleccion.