9 de may, 2022 por Ignacio del Valle
Mayo es el mes de las Primeras Comuniones, que también representan el tránsito de la niñez a la edad adulta y los feligreses celebran con un recordatorio impreso de tan memorable fecha.
El sacramento cristiano de la Primera Comunión se comienza a celebrar en público a partir del S XVII combinando el acto religioso con una fiesta, costumbre común a otras confesiones donde también se resalta el tránsito de la niñez a la edad adulta.
Es a finales del S XVIII, con la evolución de las artes gráficas y la mejora de la calidad en la reproducción de imágenes, cuando los costes comienzan a ser más accesibles y surgen impresores especializados en la edición de estampas para recordar los hitos más importantes de la vida de los fieles: Bautismo, Primera Comunión, Confirmación, Matrimonio y esquelitas conmemorativas de la Muerte. La proliferación de documentos con imágenes sagradas impresas en todas las técnicas disponibles hacen que la Iglesia intervenga a través del “Imprimatur” o consentimiento por la autoridad.
Xilografías, aguafuertes, cromolitografías, los recordatorios atraviesan el tiempo para llegar a los días del modernismo y ramalazos románticos. Por entonces gustan las abigarradas composiciones con símbolos, motivos vegetales, citas bíblicas y oraciones. Tarjetas impresas con punzón a relieve, estampaciones doradas y colorido vibrante al alcance de los más adinerados.
Los recordatorios de Primera Comunión se generalizaron en España durante el siglo XX. La moda fue por décadas, hacía 1910 se editaban tarjetones de 20 x 30 cm de tamaño con el nombre de la pía criatura escrito en primorosa caligrafía a pluma. En los años cuarenta los recordatorios de Primera Comunión son en blanco y negro y su uso se generaliza incluso entre las clases más populares.
Coincidiendo con el desarrollismo en los años 60 se impone el color y los diseños del autor por excelencia Juan M. Francisco Ferrandiz Castells, más conocido por Ferrandiz, que influiría en otros ilustradores como Armengol, Vernet, Gallarda o Peralta. Un estilo tierno el de Ferrandiz en el que llegó a inspirarse hasta la mismísima muñeca Nancy de FAMOSA. Los motivos pascuales como el cordero, la paloma y el trigo dejan paso o conviven con tiernas escenas piadosas protagonizadas por niños. Este tipo de estampas impresas a una cara disponían de espacio libre para personalizar con el nombre y fecha a recordar. Es en los años 70 cuando las ilustraciones se alternan con fotografías de protagonistas de punta en blanco retratados para la ocasión en actitudes cuasi místicas con misal y rosario.
Hasta los años 80 los recordatorios fueron imprescindibles en una celebración en la que los niños comulgaban con el sacramento de la eucaristía. Si bien la Primera Comunión a principio de siglo se festejaba con un desayuno de chocolate con churros, las proporciones del evento ha llegado a alcanzar en nuestros días fastos dignos de una boda real. Junto al traje de marinero, almirante, aviador, monja y novia, el festejo de la primera comunión trasciende de lo religioso. Ese crecer hacia una edad responsable se evidencia con ceremonias o primeras comuniones civiles en nuestros días.
La gala de la primera comunión, el encuentro familiar, ha dado lugar a una industria de fotografía y regalos conmemorativos distinguidos por la pureza del blanco: libros de firmas con cubiertas de nácar, devocionarios, no podían faltar los sets de pluma y bolígrafo, reloj de cadete, cámaras de fotos, pulseras, anillos, cadenas con medallas de la virgen o crucifijos, libros de parábolas, tebeos, estuches, plumieres, bombones, platos, cubiertos y por supuesto muchos recordatorios que el celebrante repartía durante el banquete a los invitados y compañeros de colegio para recordar la magia de ese día tan importante. En todocoleccion dispones de más de 23.000 lotes de Primera Comunión que te harán revivir la más tierna y devota infancia.