9 de dic, 2022 por Firma invitada
Juan Hermida es un apasionado coleccionista de figuras e historiador del juguete. En este artículo profundiza en el origen, boom y legado de las figuritas de plástico españolas.
En 'Colecciona Recuerdos' estrenamos firma invitada con toda una autoridad: Juan Hermida, un apasionado todocoleccionista de figuras e historiador del juguete. Ha publicado más de 5 libros, entre ellos Plastic Toy Figures Made in Spain 1948-1978 (Andrea Press) y colaborado con las revistas más prestigiosas del mundo especializadas en juguetes.
Se calcula que más de 6.000 modelos distintos de figuras de plástico fueron producidas en España desde 1948 a 1978, siendo ésta por tanto su época de mayor esplendor. Este popular juguete que llegó a todos los hogares, muchas veces acompañado de un fuerte del Oeste de madera, se fabricó en todo tipo de tamaños, pintado con esmero o sin pintar, comercializado a granel, en bolsitas, cajas con variadas composiciones y también como regalo publicitario de muchas marcas de pastelitos y golosinas.
Pero por encima de esta enorme cantidad está la exquisita calidad con la que fueron concebidas, y que hoy en día son tan valoradas internacionalmente como las de Britains, Starlux o Elastolin. Escultores de arte religioso como la familia Castells en Barcelona o Tomás Redondo en Madrid se dedicaban seis meses al año a dar vida a estos juguetes, mientras que los otros seis los dedicaban a crear figuras de pesebre o esculturas religiosas. Así surgirían las colecciones de Jecsan, Pech Hnos, Comansi, Gama o Lafredo. Se trataba de crear una escultura en madera o arcilla de algún personaje extraído de las viñetas de los tebeos de Mendoza Colt o el Sheriff King, una vez acabados los detalles se escalaba – si no estaba hecha a un tamaño concreto – y se producían los moldes en baterías de dos, frente y dorso para proporcionar el volumen. Estos debían ser ajustados por artesanos grabadores para dotar a la figura de detalles, así como encajarlos perfectamente para que se no se produjeran escapes de plástico líquido al inyectarse, evitando las rebabas. Una vez seca y de un solo color, se podía pintar.
Otras firmas sin embargo tenían escultores que exclusivamente trabajaban para ellos como Reamsa y el artista inglés George W. Erik que debido a su afición por el mundo taurino dejó Londres, y su cargo de jefe de pintura de la casa Britains, para afincarse en Barcelona y trabajar como responsable de escultura y pintura para ésta. Surgiendo a raíz de esto a partir de 1962 las clásicas cajas de El Cid Campeador, Lawrence Héroe de Arabia, la emocionante carrera de cuadrigas de Ben-Hur, Asalto a la Diligencia y otras muchas.
El nacimiento de las primeras figuras plásticas fabricadas en España fue en 1948 por el inventor Ramón Colom Basté, al usar el caucho vulcanizado en colecciones mayormente de soldados en desfile. Su intención era evitar que los niños se llevaran a la boca los soldaditos de plomo y se hicieran daño con ellos. Su sistema semi artesanal fue superado por Reamsa en 1951, al lanzar al mercado un soldadito del Canadá montado a caballo y ya fabricado en goma, un derivado y predecesor del plástico digámoslo así. Su rapidísima comercialización y aceptación, llevó a Reamsa y otras muchas firmas a especializarse en este juguete. Reamsa se convertiría por derecho propio en sinónimo de soldaditos de plástico en España.
Las figuras fabricadas con este novedoso material son las más buscadas por los coleccionistas de todo el mundo, ya que la goma les imprime un aspecto más carnoso y real. Además coinciden al haber sido pintadas a mano por familias en sus casas teniendo mucho más detalle y color comparadas con las que se harían ya en plástico.
La fabricación de figuras en goma presentaba algunos problemas en sus centros de producción. Oxidaba todo lo que rodeaba los moldes y emitía gases tóxicos para sus manipuladores. No sería hasta finales de los años cincuenta, con la compra de la primera maquina de inyección de plástico por Payá Hnos, cuando se iniciaría la masiva aceptación del plástico por parte de la industria del juguete. Al igual que había pasado años antes con los artesanos de soldaditos de plomo y la aparición de la goma o caucho inyectado, los fabricantes de juguetes de hojalata, cartón y madera que no se adaptaron al plástico desaparecieron.
El uso generalizado del plástico por parte de la industria del juguete vendría acompañado de un enorme crecimiento del mercado debido a la explosión demográfica llamada Baby Boom de los años sesenta, y la paulatina introducción de la televisión en los hogares donde la industria del juguete encontraría un formidable medio publicitario, llenando las parrillas de Televisión Española (por entonces cautivos a una sola cadena) en la época navideña.
Si hasta entonces el cine y los tebeos habían sido los canales publicitarios usados por la industria del juguete, con la llegada de la televisión se produciría otro efecto, los niños y niñas ya no pedirían por Navidad juguetes “anónimos” con los que ejercitar su imaginación sino otros basados en sus series favoritas como Bonanza, El Virginiano o El Llanero Solitario. Las series animadas aparecerían en Televisión Española en 1967 con “Meteoro”, amplificado por “Heidi” en 1974 y todas las que se añadieron después como “Marco”, “La Abeja Maya”, “Mazinger Z” y muchas más.
A diferencia de otros juguetes, la fabricación de figuritas estuvo básicamente concentrada en Barcelona y en menor medida Madrid. En Barcelona podíamos localizar a las principales como Reamsa, Comansi, Jecsan, Pech Hnos., Sotorres, Gama, el propio José Capell, Agustín Teixido o Rojas y Malaret que bajo la marca Grandes Batallas del Mundo (GBM) lanzó los primeros juegos de wargame en España. A la vez que grandes firmas jugueteras como Exin, Airgam o Nacoral tambien lanzaron sus propias colecciones.
Comansi con su famoso eslogan “Juguete completo, juguete Comansi” se convertiría en uno de los principales clientes de la televisión publicitando sus enormes cajas repletas de acción y aventuras como “Por tierra, mar y aire”, “El Gran Cañón del Colorado”, sus muchos fuertes del Oeste o “Todo el Oeste Americano”. Comansi era el Oeste. Bajo la marca Yolanda vivió la transición a las figuras de pvc, que por motivos de sanidad en la pintura relevaron a las de plástico.
Una de los escasas firmas que vivieron la transición del plomo al plástico fue Pech Hnos. Nacida en la posguerra como fabricante de figuras de plomo de forma accidental en 1945, y viendo el éxito inicial de Reamsa, se adaptaron a la goma y crearon muchísimas colecciones de gran calidad por el taller de Castells dedicadas al Oeste, la Segunda Guerra Mundial, Walt Disney, Tom y Jerry, soldados de los distintos ejércitos españoles en desfile, Tarzán y las Minas del Rey Salomón, fieras y animales, caballeros medievales y moros, plazas de toros y toreros, figuras de Belén, etc… Por motivos familiares, Pech Hnos. fue la primera firma en desaparecer en 1972. Parte de sus moldes fueron adquiridos por Oliver, la casa dedicada a figuras de pesebre que continuó con su fabricación durante varios años.
Otra de las grandes firmas fue Jecsan que compartió el mismo taller de escultura que Pech Hnos. y lógicamente es ésta la razón por la que a menudo se confunden. La visión creativa de su dueño Jaime Cuadradas Antón junto con la mano de Martí Castells desarrolló un fantástico catálogo, con su propia personalidad. Muchos fueron sus éxitos como El Puente sobre el Rio Kwai, el mundo del Circo, submarinistas, escuelas, vikingos, egipcios, romanos, el mundo del Oeste, los Cascos Azules, personajes de Hanna-Barbera como Los Picapiedra o Pixie y Dixie, etc. hacen de esta casa una de las más destacadas del mundo.
Y por último de Barcelona, quisiera destacar la firma Gama por haber desarrollado el novedoso concepto de “figuras intercambiables” (o swoppets como hoy en día las conocemos) en muchas series del Oeste, Safari, Bomberos, Mejicanos, Policía del Canadá o Gladiadores. Es destacable también que dichos modelos fueron de nuevo obra del taller de Castells. Gama también lanzó otros pequeños juguetes y fue parte de Novo-Gama, casa conocida por sus excelentes muñecas y el muñeco articulado Daniel Bravo, su respuesta a Action Man, antes de Geyperman.
Madrid era básicamente productora de figuras baratas y sin pintar, por muchos pequeños fabricantes que comercializaban sus juguetitos en el canal de baratijas y vendedores ambulantes que se situaba en la plaza de Tirso de Molina. Desde los inicios del juguete el gran volumen de este canal era tenido en cuenta por todas las grandes firmas que lanzaban sus colecciones sin pintar en bolsas y blisters, tal sería el caso de Novo-linea, marca de Comansi con la que operaba exclusivamente para este canal. Conseguir un puñado de indios y cowboys de colores era por tanto muy accesible a cualquiera.
Dentro de este canal los sobres sorpresas comercializaron miles de soldaditos de baja calidad, especialmente en los sobres de Monta-Plex con los que por cinco pesetas de entonces (3 céntimos de euro de hoy en día) conseguías un numeroso ejército con sólo separarlos de su matriz.
También desde muchos talleres que inyectaban plástico se fabricaron las colecciones de regalos publicitarios, que acompañaban pastelitos y chicles como los de Dunkin, Conguitos, Danone o Phoskitos con personajes que nacían de las series animadas que Televisión Española emitía cada sábado a las tres y media, así como otras emitidas en horario infantil.
Sin embargo dos casas madrileñas Lafredo y Aster destacarían por la calidad de sus colecciones de figuritas. Juguetes Lafredo nació en 1952 creando figuras de goma del Oeste, Tarzán, la batalla de Waterloo, El Príncipe Valiente, animales… pero sería en una segunda época ya del plástico, que coincidiría con la incorporación como modelista de Víctor García Peñalver, cuando Lafredo marcaría sus mejores obras artísticas del Oeste y Caballeros Medievales, por las que son mundialmente reconocidas por sus excepcionales y originales modelos generalmente de gran tamaño. Lafredo cerró sus puertas en 1977.
Mucho más pequeña fue la casa Aster nacida en 1954 debido a su magnífico catálogo. Su dueño un diplomático aficionado a los soldaditos creó atípicos ejércitos españoles desfilando como los de Guinea Ecuatorial o Regulares del Sahara, además de Buffalo Bill, el 7º de Caballería, un Circo o Piratas en la isla del tesoro. La aventura duró hasta 1964 y su fabricación por tanto fue de goma mayormente.
Adicionalmente muchos artesanos y talleres de Valencia y Alicante especialmente crearon un enorme abanico de complementos en madera para las figuritas tales como carretas, fuertes, estaciones espaciales, castillos o circos.
La paulatina desaparición de este juguete de nuestras vidas se debió a varios factores, una mentalidad social en contra de los juguetes bélicos por la guerra de Vietnam de fondo, el inicio de la transición española y la apertura al resto del mundo, la crisis del petróleo con el encarecimiento del plástico, la aparición de los primeros y correctos Playmobil serían algunos de ellos. Otra causa fue un mayor control de la sanidad y seguridad en el juguete para la infancia, la prohibición del uso del plástico con salientes puntiagudos y la pintura que llevaba plomo con sustancias potencialmente tóxicas para los niños. A partir de este momento, primeros de los años 80 las figuritas se fabricarían de pvc.