8 de oct, 2019 por Ignacio del Valle
Los molinillos de café vuelven a la vida cotidiana. Disfruta del aroma de los molinillos más preciosos y cafeteros de todocoleccion.
Vuelven los molinillos de café. Ese brebaje que pone las pilas a medio mundo. Una observación de pastor que viendo a sus cabras ponerse contentas tras mordisquear “cerezas de café” se fue con el cuento a un monasterio. Los monjes apreciaron la infusión para despejarse en la horas y rezos de vigilias.
Desde la antigua Abisinia, el cultivo originario de café se ha globalizado por los climas sub y tropicales de África, Indonesia, América de Juan Valdez y las tierras cafeteras kikuyus de Isak Dinesen (Karen Blixen). Aquella que no paraba de rememorar que tenía una granja en África con especial maestría literaria. La Meryl Streep que se ligó a Robert Redford en la versión peliculera de Memorias de África.
Como todo lo estimulante, en occidente la Iglesia llegó a prohibirlo más que nada por tirria al turco, al enemigo ni café. A partir del siglo XVII las cafeterías comenzaron a ponerse de moda en Europa y desde entonces han sido centros de conspiraciones tertulianas, nidos de artistas y poetas de agua con azucarillo. El cultivo, recolección, clasificación de granos, maduración, tueste y torrefacción del café concluye en la molienda.
La molienda es crítica en la obtención de una textura fina al gusto del paladar de cada quién. Todo un arte el de preparar café. El triturado cambia de calibre a la medida del método de preparación, una molienda más basta para el café de pucherete que se prepara con agua hervida o un preparado más fino para las cafeteras expresso y las legendarias cafeteras italianas o Moka de andar por casa. Los italianos dominan el arte del espresso, tal vez por su fijación colonialista en la Etiopía hasta la II Guerra Mundial, con oprobio para el muy venerado emperador Haile Selassie, que ilumina a los rastafaris y otras hierbas.
Los molinillos de café cobran renovada actualidad en nuestra existencia caracterizada por la pasión gastronómica. Hasta hace menos de tres décadas fue frecuente contar con molinillos en nuestras casas a manivela o eléctricos. El rito de dosificar y dar el punto Julio Iglesias “Moliendo café”: “ Cuando la tarde languidece renacen las sombras, y en la quietud los cafetales vuelven a sentir, el son tristón, canción de amor de la vieja molienda…”.
Los todocoleccionistas de edad conocen bien la experiencia de pasar el rato con los molinillos de café, dándole a la carraca hasta quedarse quietos. Como todo elemento de cocina, los molinillos han llegado a la categoría de obra de arte e ingeniería. En el extenso catálogo de molinillos de todocoleccion te esperan joyas tan prácticas como decorativas y sones como los de “Bola de nieve”, Ignacio Jacinto Villa, autor de “Ay mama Inés, ay mama Inés, todos los negros tomamos café”.
En plena era de la economía circular y concienciación ecológica, volvemos a las prácticas de nuestros abuelos: envases retornables, compras a granel, tarros de cristal llenos de café, recién molido o coleccionado por la mañana. Para más evocación de baristas y cafeteros de cinco estrellas, se está recuperando la costumbre de moler el café a mano. Tal vez para presumir de colección de molinillos de café con solera. Consigue tu molinillo de café en todocoleccion. Donde viven los recuerdos y aquellos aromas en la memoria.