5 de mar, 2019 por Ignacio del Valle
Cada persona tiene una banda sonora vital. ¿Sabías que la musicoterapia cada vez se utiliza más en pacientes con Alzheimer?
Más que mejor, cualquier tiempo pasado fue más joven para quien lo protagonizó. A medida que el espejo nos devuelve una nariz y orejas más grandes, somos conscientes del deterioro de la plenitud física y mental. Pocos indicadores generacionales son tan precisos como la banda sonora de nuestra juventud.
Cada generación tiene sus gustos predilectos y una banda sonora de gran magia evocadora. Las ondas de sonido producen vibraciones, las melodías atraen estados de ánimo, ayudan a excitar vívidas emociones y son la esencia de nuestro curriculum vitae. Asociamos una melodía a un amor, a veces hasta correspondido, un viaje, un trabajo ilusionante en el extranjero, a una celebración concreta, a un ¿qué será de fulanito o menganita?
Hay canciones con un poder fulminante. Nos sorprendemos incluso a nosotros mismos. Es percibir unas notas de música y de nuestros labios surge, con precisión robótica, la letra completa de una copla, un twist o un rocanrol. La nostalgia va por década de nacimiento (y la salud también).
El poder de la musicoterapia ayuda a recuperar por momentos la lucidez en los enfermos de Alzheimer y demencia senil. Es una técnica que se utiliza cada vez más con criterio clínico, hasta para mejorar la movilidad. Pocos estímulos sensoriales despiertan más imágenes que la música. Como en la oscarizada película de Disney Coco, una canción puede obrar la magia del recuerdo fugaz y provocar lágrimas de alegría.
Coleccionar música, además de apasionante, es una forma de mantener la mente activa. Las rutinas de catalogación, cuidado, conservación y mantenimiento de tu colección, el trato e intercambio de anécdotas con otros coleccionistas, con la misma pasión que tú, es un gran hábito para mantener la felicidad en forma.
Ay, pena, penita, pena de Lola Flores. El español cuando canta, su pena espanta. La colorida música española daba sabor a los días de escasez y autarquía. La década de los años 40 se nutre del folclore patrio bastante ajeno a los ritmos de la segunda guerra mundial y muy acorde con los arreglos latinoamericanos: las estrellas de la radio, los primeros discos, las galas en directo y las excitantes ganas de vivir como en el cine.
Dos gardenias para ti y las maracas de Antonio Machín, ¡Qué será, será! de Elder Barber, El Chachachá del Tren de Dora María con Mariachi, Piel canela, Mi vaca lechera de Juan M. Torregrosa, En tierra extraña de Conchita Piquer o El emigrante de Juanito Valderrama… De todas estas canciones populares, y de muchas otras que recordarás con cariño, se nutre nuestro catálogo musical.
La música es muy importante en nuestras vidas y una de las grandes protagonistas en todocoleccion. Más de un millón de discos vinilos, cintas de casetes o compact disc están esperando a que los saques a bailar. Entre tanta diversidad de estilos, gustos y colores, ¿qué banda sonora le pondrías a tus recuerdos?