3 de nov, 2025 por Ignacio del Valle
Imagina un objeto que ha rozado la piel de faraones, soldados y abuelos. No es un talismán ni un arma, sino algo mucho más cotidiano y mágico: la navaja de afeitar. ¿Te animas a descubrir su viaje en el tiempo?
Pensarás que afeitarse es un asunto banal y estético, pero en sus inicios ¡era una cuestión de supervivencia! En la prehistoria, eliminar la barba ayudaba a evitar parásitos como piojos y garrapatas. Usaban lo que tenían a mano: conchas afiladas, piedras o incluso dientes de animal. ¿Te imaginas el esfuerzo? Los egipcios le dieron elegancia al asunto. Para ellos, estar bien afeitado era sinónimo de limpieza y estatus, se rapaban hasta la cabeza. ¡Llegaron a enterrarse con navajas de oro y cobre! Mientras, en Grecia y Roma, la barbería era el qué hay de nuevo de la época: lugar para un afeitado, un rumor y hasta un consejo de vida. Por extraño que parezca, muchos líderes de hoy confían más de en el consejo de su barbero o peluquero que en su comité de asesores.

Si viajaras a la Edad Media, mesar o tirar de las barbas era una grave ofensa. Por eso verías que el barbero (en España, alfajeme) era un profesional multidisciplinar. Con su navaja en ristre, no solo recortaba barbas: también sacaba muelas, hacía sangrías, curaba heridas con la misma navaja para todo. Con el tiempo, las leyes fueron limitando estas prácticas curativas alternativas, pero la figura del barbero se mantuvo clave en pueblos y ciudades. La confianza en su mano firme y su navaja afilada era total, o al menos, su virtuosismo para conversar y tocar la guitarra.
¿Qué hizo que una navaja pasara de ser útil a ser una joya? El acero de Sheffield. En el siglo XVIII, Benjamin Huntsman, hijo de la Gran Bretaña, creó un acero tan duro y brillante que revolucionó todo. Al principio, sus paisanos lo rechazaron, pero los franceses —siempre elegantes— lo adoptaron encantados. Hoy, ese acero sigue siendo el rey en navajas de alta gama en la república de la igualdad, legalidad y fraternidad.

Si crees que esto solo pasaba fuera, estás muy equivocado. España ha tenido (y tiene) maestros del acero. En Albacete, Toledo, Solsona y otros puntos, nacieron marcas que hoy son tesoros para coleccionistas:

Sus cachas de asta, nácar o hueso y su filo perfecto las convierten en auténticas obras de arte. Tener una es como poseer un trocito de la historia de nuestro país.
Lluís Bassat, genio de la publicidad universal y exquisito coleccionista de arte contemporáneo, lo explica con cariño: su familia vivió y respiró navajas. Desde Solingen hasta Barcelona, los Bassat convirtieron el acero en emoción. Para Lluís, cada navaja cuenta una historia, guarda un recuerdo y representa el esfuerzo de generaciones de artesanos hasta que llegó la maquinilla de cuchillas de afeitar con hojas desechables.

¿Pensabas que las navajas de barbero eran cosa del pasado? ¡Todo lo contrario! Hoy viven un auténtico boom. Coleccionistas y amantes de lo bien hecho las buscan, restauran y admiran. Ya no son solo herramientas: son símbolo de autenticidad, paciencia y buen gusto. Y, como todo lo relacionado con la peluquería, sigue siendo magnético.

Coleccionar navajas de barbero es guardar la esencia de un oficio eterno, conectar con nuestras raíces y, ¿por qué no?, disfrutar de pequeños placeres bien rasurados. En todocoleccion tienes miles de lotes de navajas de barbero a la venta. Encuentra la que te falta en tu colección.
¿Tú también sientes la magia de sopesar una buena navaja? Somos todo oídos.