13 de dic, 2018 por Ignacio del Valle
Postales navideñas de los oficios: vigilantes, porteros, costureras, afiladores, repartidores, basureros, panaderos... felicitaban así la Navidad.
La ocupación o trabajo habitual, “el oficio”, engloba la profesión de “algún arte mecánica por definición”, nos aclara el diccionario de la RAE. Los viejos oficios han desaparecido de forma extensiva, pero en el reducto de todocoleccion se preserva su legado antropológico para la posteridad.
Apenas quedan pregoneros, fueron sustituidos por la radio, la televisión y las redes sociales. También se echa de menos a los recaderos. Agradecemos la sonrisa y el toque humano del cartero o la cartera de Correos. Los herreros dieron el salto hacia la mecánica. Desaparecieron los colchoneros de los sueños apelmazados de lana.
Más de un todocoleccionista habrá visto pasar delante de su casa arrieros y aguadores antes de que el agua corriente, caliente y potable saliera por el grifo.
El presente no se detiene. Lo que es nuevo hoy mañana será coleccionable. Con la globalización o la digitalización sólo cambian los trabajos, la forma de ganarse el jornal. Con el paso de nuevas generaciones de hijos y nietos, vamos evolucionando y aprendiendo unos de otros. Casi todas las tareas son susceptibles de automatizar, por eso la inmensa sabiduría de la comunidad de todocoleccion es impagable. Relojeros, impresores, editores, sastres, patronistas, costureros, expertos en revelado fotográfico... Es un orgullo para los coleccionistas mantener viva la memoria y documentar el pasado, el progreso y poder contrastar con los pros y contras del bienestar actual.
Charles Dickens describió los tiempos vividos por los obreros durante la primera revolución industrial. Narró como nadie la sociedad de su tiempo, las relaciones personales, familiares, los litigios de herencia y la filantropía. Los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras.
En todocoleccion hay cientos de testimonios acerca del profundo significado de la navidad, el regalo, la reunión familiar en torno a una mesa repleta de manjares extraordinarios en días carpantas. Por entonces, se agradecía el servicio de las buenas gentes que nos hacían la vida mejor: el vigilante, la portera o el sereno, el deshollinador… El afilador. El basurero que una vez al año por estas fechas llamaba a la puerta y obsequiaba una primorosa tarjeta de felicitación. Se correspondía solidariamente con un aguinaldo que complementaba un sueldo miserable.
Mientras desaparecen unos oficios o nos adaptamos a ocupaciones modernas, siempre nos quedarán las postales navideñas de oficios para el recuerdo, los villancicos, las panderetas, las zambombas y la pasión todocoleccionista. La costumbre de hermanarnos para celebrar y compartir las más felices fiestas en estas fechas mágicas. Brillamos con ilusión contagiados por los niños, como manda el corazón, brindando por un futuro mejor, coleccionando los mejores momentos.