18 de jun, 2019 por Ignacio del Valle
La fiebre por la restauración de motos clásicas ha llegado a todocoleccion. Una práctica extendida desde los años 70 en los países más industrializados.
A pesar de nuestra natural querencia al desguazar vía chatarrero todo lo que se oxida, siguen apareciendo en todocoleccion legendarias motos clásicas completas y por partes, con recambios originales rescatados por expertos del fondo de trasteros, graneros y garajes.
El espíritu del motorista indómito está asociado a la velocidad, la aventura e indisciplina con estereotipos de cazadoras de cuero navajero. La fama viene de la costumbre de cientos de soldados estadounidenses, licenciados tras los palos de 1945 con una mano delante y un pañuelo detrás, que a falta de coche, invirtieron finiquito en una “burra”. Ni todos los moteros son ángeles del infierno ni Ángeles Nieto. Entre la chupa y el mono con casco de medio huevo, miles de ruteros sacan sus relucientes hierros a competir o pasear.
Dentro del muy segmentado universo motociclista la clase va por cilindradas y estilos. Motos de carretera, deportivas, scooters vespasianos…Con el desarrollismo los jóvenes soñaban con la independencia al manillar de un ciclomotor, una moto de campo, cross, enduro o trial. Desde las míticas fábricas de Cataluña, la cultura de la moto se instaló en un país con buen clima para la carretera y manta.
Cualquier tecnología pasada no fue mejor, pero por lo menos es más fácil de reparar. Los vehículos contemporáneos secuestrados por la electrónica, arranque con pulsar un botón, mapas de motor y programas personalizados de conducción, son concesiones a la extrema seguridad y comodidad. Hubo otros tiempos en los que todos los moteros además de nociones avanzadas de mecánica sabían pilotar, acelerar y frenar, pero sobre todo arrancar las primeras pistonadas del motor a patadas.
Sorprende releer la minuciosidad de las pruebas comparativas de los años 70 en revistas como Motociclismo y Sólo Moto. Reportajes despiezando las Bultaco, Montesa, Ossa, Guzzi y Ducati de un cuarto de litro disputándose la puntuación. Análisis en los que además de la estética posturera se valoraba la accesibilidad a la mecánica, por si había que cambiar la bujía o enredar en el carburador con las manos llenas de grasa.
La posición del conductor, los cromados y pinturas. Se valoraba incluso si la moto era limpia y podías conducirla sin temor a que el motor te aceitase la pernera del pantalón. La finura de las soldaduras y acabados, la manejabilidad, la respuesta del motor, el ruido... y como las ruedas de radios se adaptan a las bacheadas carreteras con esos chasis de cuna de orfanato con la sonrisa llena de mosquitos.
El pulgar hacia arriba, “todo va bien” de Bultaco con sus modelos Sherpa, Metralla, Lobito y Pursang. Las Montesas Impala, Enduro 360 y Cota 74 de trial. El trébol de cuatro hojas de Ossa. Para los adolescentes de los 70 una lobito, una Derbi o una Puch Minicross eran la máxima aspiración. La fama y motos camperas made in Spain atravesaban las grandes pantallas y nos sorprendían con persecuciones de cine. Los pilotos españoles comenzaron a pintar mucho en el mundo de las carreras.
Recuperar el tiempo perdido restaurando y reciclando motos clásicas es afición sana y buen negocio. Las convenciones de motos, quedadas y la bajada de los seguros de las motos clásicas, están dando nueva vida también al universo Harley Davidson, Indian, Triumph, BSA y Norton. Monturas italianas como Laverda, Morbidelli, MV Agusta. Clásicas japonesas de Honda, Yamaha, Kawasaki. Sin olvidar valores fijos como BMW, Zundapp y DKW.
En todocoleccion tienes todo un verano por delante para disfrutar de estas maravillas. Recuerda, quien tiene una moto clásica, tiene un tesoro.