28 de abr, 2020 por Ignacio del Valle
Reflexionamos acerca del origen de Spiderman y la grandeza de este fenómeno global, siempre de actualidad. Hoy necesitamos coleccionar más superhéroes que nunca.
Spiderman es otro superhéroe de la factoría Marvel creado por Stan Lee y Steve Ditko allá por 1962. Convencer a los editores y ejecutivos fue muy laborioso dado que la sombra de la aracnofobia, el pánico a las arañas, combinada con un protagonista pupas y hardolescente daba repelús. Con tanta sospecha en contra, el hombre araña saltó a la fama en el nº15 de la revista Amazing Fantasy y es uno de los valores mejor cotizados del universo fantasía.
Desde entonces, el personaje de cómic ha enganchado a cada nueva generación de aficionados a las historietas, dibujos animados o cine de efecto especial que puebla la tierra. Spiderman es un fenómeno global protagonista de los más variados tipos de coleccionismo.
El gran atractivo de la figura de Spiderman es la transformación y sublimación del protagonista. El duro camino lleno de sinsabores y obstáculos. Peter Parker se queda huérfano a los seis años, tras un fatal accidente de avión en el que mueren su padre y su madre en tierras extrañas. Criado por sus tíos Ben y May Parker, el chaval retraído de carácter y tirillas en potencia, es el típico empollón, carne de colleja, víctima habitual del abusón Flash Thompson, gamberro profesional de la Midtown High School. De nada sirve una graduación con honores en un patio de instituto donde se valoran los deméritos académicos.
A nuestro adolescente con causa le envenena su suerte. Una araña radioactiva le muerde y transforma en un ser de extraordinaria fortaleza y flexibilidad pilatera para subirse por las paredes. Ha nacido Spiderman: el superhéroe adolescente preparado para servir y proteger a los siempre protagonistas de innumerables calamidades que son los sufridos vecinos de la Nueva York.
Si para símbolos de la modernidad literaria como Rilke la niñez es la patria de la infancia, para los contemporáneos de gramática parda los seres ramplones somos de donde fuímos al instituto. La necesidad de socializar, ser aceptados y populares en esa extraña etapa de vaivenes hormonales, desarrollo a medio cocer, acné y todo el mundo en contra, salvo la cuadrilla de colegas del alma. Es en esta edad puente donde se desvela o cubre tras una máscara Spiderman. Ya es tener mala pata que te pique una araña fruto de un chanchullo radiactivo de una gran corporación.
Como todo héroe, en vez de quejarse de su mala pata, Peter ve la oportunidad que el mordisco le ha puesto en bandeja. Desde el Queens, suburbio entonces humilde, atravesando el puente de Brooklyn, Spiderman conquistará las paredes de cristal de los rascacielos de Manhattan tras un duro aprendizaje. Hacer de la necesidad virtud es la lección y el espíritu de Spiderman. Entrar en la edad adulta con sus sinsabores y responsabilidades, la lucha entre el bien, el mal, los archienemigos y las puyas de los que están a tu lado.
Necesitaríamos una decena de artículos para diseccionar el universo Spiderman que se entrelaza con un multiverso Marvel digno de enciclopedia. La evolución de su imagen, los rivales, los cómics de tomos y grapas, las películas y estrenos recientes. Spiderman es un vecino muy querido en nuestra comunidad. Protagonista de diseños de joyas, monografías, juguetes, figuras de acción, postales, discos y más de 30.000 tebeos y cómics que te devolverán por unos instantes a la edad de las ilusiones.