3 de sep, 2018 por Ignacio del Valle
La vuelta al cole nos iguala en vivencias con los más pequeños. En todocoleccion hallarás las referencias descatalogadas de tu niñez. Volver a emocionarse es fácil con los plumieres, cuadernos o cromos que marcaron la edad de la ilusión.
Los ajetreos y días de “Vuelta al cole” nos hacen reflexionar sobre lo mucho que ha evolucionado nuestra sociedad. Hay coleccionistas que sostienen que son de la ciudad donde cursaron la primaria o el bachillerato. Durante demasiados siglos acceder a una educación elemental, aprender a leer y escribir fue un auténtico privilegio.
El estudiante contemporáneo, aquejado de estrés posvacacional, acude a la escuela tras una desbordante operación logística. Uniformes, calzado, chándal, mochila, estuches, agenda, libros de texto, cuadernos, bolígrafos, marcadores, bolsa para la merienda… y el teléfono móvil.
Forrar los libros, marcar las ropas… Además de una ambientación específica para la zona de estudio de las criaturas con su computador, consola, impresora multifuncional y el equipamiento propio de las actividades extraescolares. Viendo el cacharrerío y el despliegue material que la chavalería tiene que menear hoy, cuesta entender cómo sus antepasados han salido adelante.
Muchos de nuestros abuelos se iniciaron en la escuela con lápiz, goma, libreta y enciclopedia atado todo con una correa y dos capones preventivos en la cabeza. En esos años no tan sepias la chiquillería se apretujaba en aulas de 30 alumnos donde se repartían por edades de seis a nueve años y de diez a catorce años.
Los estudiantes se levantaban del asiento cuando entraba la profe y le trataban de usted. Los profesores eran más afectos al contacto físico: reglazo en la palma de la mano o bofetada colectiva a la remanguillé. Sin llegar a los extremos de “la letra con sangre entra” prodigaban auténticos virtuosos con excelente puntería con el borrador de tiza a distancias olímpicas.
Espectaculares docentes capaces de arruinar o estimular una vocación futura. Aún así la influencia del buen profesorado es el que se mantiene en la memoria de cada alumno y su mundo.
La cartera, el juego de moda, los cromos repes imprescindibles para iniciarse en el arte de la negociación. Los anuarios y fotos de los compañeros de clase. La vida adulta es un espejo de las complejas relaciones del patio de recreo.
Pasan los años, pero en el fondo seguimos igual. En todocoleccion puedes encontrar el rastro de esos objetos escolares descatalogados.
Consigue el plumier que siempre deseaste o aquel juego de compases precisos. Todavía perviven esperándote cajas de lápices de colores intactas, cuadernos de caligrafía, álbumes completos de cromos, libros de texto... todo ese universo que rodea a tu antigua escuela y que nunca dejará de hacerte sonreír.