8 de ago, 2022 por Ignacio del Valle
"La navaja en la faldriquera o sujeta con la liga de las majas" son frases que han contribuido a forjar el imaginario costumbrista en torno a las navajas antiguas españolas.
Según el Diccionario del Uso del Español de María Moliner la navaja es un utensilio cortante, semejante a un cuchillo, con hoja movible, de modo que se puede doblar por el mango y quedar con el filo escondido en una ranura de éste o entre las dos piezas o cachas que lo forman. Se consideran navajas españolas antiguas las piezas fabricadas antes de 1936.
Las partes de la navaja española más destacables son: la hoja, de dimensiones variables con punta afilada para clavar y pinchar; el filo, que en la parte inferior de la hoja suele ir suavemente curvado; el recazo, que vertebra la hoja y suele adornarse; y el talón, que une la hoja con la empuñadura mediante un pasador o fiel que permite su cierre.
Carraca o piñones en el cierre con dientes producen su característico sonido al desplegar la hoja. Es importante el sello o punzón del fabricante, así como la leyenda grabada con inspiradas inscripciones. El mango o cabo aloja la virola que refuerza la unión con la hoja. No podemos olvidar las cachas de la empuñadura talladas en madera, hueso o asta, ni al rebajo que es el extremo del mango comúnmente metálico al igual que la virola. Por último, el muelle con pestaña de acero que asegura la hoja cuando la navaja está abierta, al que se le dice teja cuando sobresale.
Imaginación para poner sobrenombres no nos falta: abanico, alfiler, bardeo, cabritera, cortaplumas, corte, cuchilla, cachicuerna, chaira o cheira, carrasca, faca, gañivete, perica, semanario, herramienta, hierro, fierro, machetona, mojosa, mondadientes, navajón, perica, pincho… La llames como la llames tienes que ser consciente de que las navajas cuya hoja exceda de 11 cm, medidos desde el reborde o tope del mango hasta el extremo, están sujetas a una severa normativa legal desde 1940. Afortunadamente en la actualidad se permiten los fines de ornato y coleccionismo.
En la España antigua, la navaja nunca estuvo considerada como equipamiento militar, más bien sustituta de las espadas, estiletes, dagas y estoques reservados a la nobleza desde el siglo XVI. Ya como práctica herramienta o para defensa personal con el paso de los años, la navaja ha ido generando un mito por la calidad de su metal y la idiosincrasia de artesanos cuchilleros entre los que destacan los de Albacete, Sevilla, Chinchilla o Toledo. Navajas grandes y recias, muy elaboradas, con ricos detalles e inscripciones. Una trayectoria alimentada con escenas de la Guerra de Independencia y los testimonios artísticos de Francisco de Goya. El romanticismo ayudó a apuntalar las leyendas de guerrilleros y bandoleros fomentadas también por viajeros europeos en busca de emociones exóticas por la península Ibérica.
La navaja en la faldriquera o la faja para ellos o sujeta con la liga de las majas, “Prendida en la liga defiendo a mi dama”. “En la liga una navaja y la mano en la cadera va vertiendo sal la maja”, estas leyendas han contribuido a forjar el imaginario costumbrista. En todocoleccion dispones de interesantes publicaciones, fotografías y por supuesto navajas para documentar este fenómeno histórico del acero español.