30 de ago, 2024 por Adrián Cortés
Los osos de peluche representan un refugio seguro de nuestra niñez inquebrantable al inexorable paso del tiempo, perpetuando su relevancia cultural y emocional.
Los osos de peluche son mucho más que simples juguetes; son compañeros silenciosos de la infancia, guardianes de secretos y fuentes inagotables de consuelo. Su historia está cosida con hilos de ternura y nostalgia, dejando una colección de abrazos como huella imborrable en nuestro corazón. A menudo regalos de personas queridas o premios en momentos significativos, los osos de peluche atesoran una inusitada habilidad para evocar épocas más simples y felices.
Un superpoder que mantiene en ascuas la pasión coleccionista para perpetuar su relevancia cultural y emocional en nuestro catálogo, con cerca de 11.000 lotes que despiertan una ternura irresistible en la sección: desde los ositos de Teddy, Winnie the Pooh, Paddington Bear, Pooky, Lotso… a otros peluches como Gusiluz o Furby.
Frente al imaginario dulcificado de los osos de peluche, su origen está manchado de sangre y publicidad. Theodore Roosevelt, presidente de EEUU en 1902, participó sin tino en una caza de osos durante un viaje a Mississipi. En aras de ensalzar la figura del dirigente y evitar su "ridículo" público, capturaron y torturaron a un animal hasta dejarlo visto para el golpe de gracia del presidente.
Sin embargo, Roosevelt se apiadó del oso y se negó a ejecutarlo. Su compasión corrió como la pólvora en la prensa de la época, copando las portadas con caricaturas y viñetas que narraban la historia que Morris Michtom, dueño de una tienda de caramelos, aprovechó para idear y comercializar a Teddy, un oso de peluche adorable en honor al presidente Theodore.
No obstante, mientras el vendedor de caramelos cumplía el sueño americano y fundaba su empresa para la producción en masa de osos de peluche, otro comerciante importó 3.000 de estos juguetes de la compañía Steiff que descubrió en la feria de Alemania. De modo que, como ninguno de los productores conocía al otro, ambos son considerados los creadores de los osos de peluche.
La popularidad de estos muñecos se disparó y pasaron de las camas y sofás de los niños, al papel de los libros y álbumes de cromos; así como se convirtieron en protagonistas televisivos como Winnie the Pooh y su búsqueda del árbol de la miel o la comedia de Ted y su posterior taquillazo junto Mark Wahlberg.
El carácter tierno de los osos caló en el público con dibujos animados icónicos como Pooky, el mejor amigo del perezoso gato Garfield; aunque también hay guionistas que se atrevieron a romper el imaginario y presentar una versión oscura de estos peluches como Lotso, villano temido en Toy Story 3.
Cerca de 14.000 lotes vendidos en la sección certifican la pasión coleccionista por unos osos de peluche que conservan la confidencialidad y encanto de nuestra niñez. Superada la prueba del tiempo, los juguetes pasan a otra dimensión en la que los recuerdos mantienen en el presente la felicidad del pasado.