3 de jun, 2025 por Ignacio del Valle
Carlos es el alma de El Boletín, uno de los proyectos editoriales más singulares de nuestro país: lo suyo no es simplemente vender tebeos, es una vida dedicada a la historieta española.
Tejer comunidad, preservar memoria, compartir pasión y, por encima de todo, vivir con coherencia y gratitud. Carlos González ha tejido una tupida red con décadas de amistad y el inestimable compromiso y apoyo de su esposa Tere. Antes de ser vendedor, Carlos fue coleccionista. Desde niño, en Melilla, coleccionaba y atesoraba todo tipo de materiales. Esa experiencia previa le ha hecho particularmente cuidadoso con los embalajes, la manipulación de los productos y el servicio al cliente. Su empatía se refleja en la calidad del trato que ofrece a sus compradores.
Carlos ha sido un custodio riguroso de todo el material que ha pasado por sus manos. Ya desde pequeño se encargaba de cuidar los juguetes que otros no valoraban, para luego prestarlos con la condición de que le fueran devueltos en el mismo estado. Esta actitud no ha cambiado: su meticulosidad y sentido del orden vienen en parte de su educación como hijo de militar y, como él mismo dice, también de los dos años que trabajó con un alemán, lo que reforzó aún más su disciplina.
El Boletín nace el 26 de agosto de 1987 como un modesto fanzine con un propósito claro: conectar a los aficionados a la historieta española. En sus inicios, su función principal era facilitar intercambios de colecciones y difundir pequeñas fichas de estudio sobre obras del cómic nacional. Con el paso del tiempo, y gracias a los avances en impresión digital, El Boletín evolucionó. Lo que comenzó como un proyecto artesanal entre entusiastas creció hasta convertirse en una publicación más elaborada, apoyada por colaboradores fieles y expertos del medio.
La transición al mundo comercial llegó en 1993, cuando Carlos decidió dar un giro a su vida laboral. Aprovechó sus contactos y conocimientos en el ámbito del cómic para profesionalizarse vendiendo aquello que hasta entonces compartía gratuitamente con sus colegas. Desde ese momento, el paso hacia la librería de El Boletín fue natural.
En todocoleccion comenzó a lo grande con unos 70.000 lotes a la venta y ha mantenido un ritmo constante durante años, trabajando incluso 10 horas al día, de lunes a lunes. El volumen de tarea acumulada sigue siendo impresionante. Actualmente, el catálogo online que mantiene junto a su equipo e inseparable Tere supera los 623.000 lotes disponibles en material de coleccionismo: libros, cómics, revistas, figuras, postales, DVD, cromos, banderines, pins, láminas, merchandising... todo clasificado, escaneado y fichado con precisión. Con un volumen de negocio que supera los 300 pedidos mensuales.
Sin dejar nunca de lado su independencia editorial, El Boletín siguió su curso como un proyecto libre de vínculos propagandísticos o editoriales. El Boletín ha tenido distintas etapas. Primero, como fanzine puro, llegó a los 90 números. Luego, cuando los socios comenzaron a entregar trabajos más extensos, surgió la colección Boletín Extra, dedicada íntegramente a estudios o dibujantes, con otros 90 números aproximadamente.
Después vinieron las colecciones más ambiciosas: los Archivos, álbumes de tapa blanda en formato folio de unas 100 páginas que están a punto de alcanzar el número 300; la colección dedicada a los estudios del boletín, con casi 400 números y las colecciones propias un ciencia-ficcionario del cómic, con 35 números de unas 100 páginas cada uno. En total, Carlos estima que ha publicado cerca de mil productos en papel. Una cifra asombrosa que da cuenta de una vida entera volcada en la edición, investigación y difusión del cómic.
Entre los autores que más ha admirado y querido, Carlos destaca entre los muchos que cita a Carlos Jiménez, Iranzo... creadores que además tuvo la fortuna de conocer personalmente. También guarda un afecto especial por Jesús Blasco, su hermano Adriano los genios tendrían que tener vida eterna aunque ellos la siguen teniendo para todos los que tuvimos la suerte de conocerles y quererles... Ambrós, Brocal Remohí... cada visita, cada encuentro con ellos, fue un momento entrañable: desde un café compartido con Ambrós hasta las visitas a la familia Blasco, siempre recibidas con un afecto cálido y genuino. Esos recuerdos, más que entrevistas o colaboraciones, forman parte de un patrimonio emocional que Carlos conserva con cariño.
Carlos tiene muy claro que su boletín no habría sobrevivido tanto tiempo si no hubiera sido por su estricta adherencia a unas reglas claras. Cuando implanto una norma, esa norma va a misa, afirma. Esta firmeza, muchas veces incomprendida por otros, ha sido crucial para la longevidad del proyecto. Él mismo reconoce que sin ella, El Boletín habría desaparecido hace muchos años.
Hoy, en su centro logístico, la librería, con 800 metros lineales de estanterías, apenas queda sitio para pasar de lado. El pasillo hay que pasarlo de canto, bromea. Carlos insiste: Yo no tengo colección. Su labor es otra. Él mueve, distribuye, comparte. Su único archivo personal es el boletín que edita y el Spider. Todo lo demás es para los demás.
La colección personal de Spider tiene su carga emocional: la primera vez que Carlos vio un número de Spider, el Hombre Araña (versión británica), con la cara envuelta en telarañas, en un kiosco de Barcelona. Venía de Melilla y ese cambio de ciudad, de entorno, se selló con ese cómic. Aunque costaba 20 pesetas un precio muy alto en comparación con las 5 pesetas de Melilla, se lo compró. Esa imagen le impactó tanto que años después decidió recuperar toda la colección y ofrecérsela, ya maquetada y cuidada, a los socios del boletín.
Desde que se dio de alta como vendedor profesional el 20 de noviembre de 2007, El Boletín cuenta con más de 19.000 valoraciones impecables. todocoleccion ha cambiado bastante... las circunstancias simplemente han sido adaptarme a una cosa nueva, que al principio, como hay un cambio en algo que tienes que tocar, digamos, las teclas de otra manera, pues eso era un poco raro, hasta que te acostumbras, hasta que lo has hecho un par de veces... Y en general, pues los cambios que se han ido aplicando, los considero positivos. Para las cuestiones informáticas cuenta con el asesoramiento de su amigo Juanma. En cuanto a los servicios, Carlos es tajante: valora la lealtad y el cumplimiento. No cambia de proveedor por precio, sino por fallos en el servicio. Esa fidelidad le ha acompañado siempre, tanto en su vida profesional como personal.
Carlos asegura sentirse bien física y mentalmente. Me va a faltar vida para acabar todo lo que tengo planeado para El Boletín. Y no lo dice por decir. Cada mes surgen nuevas ideas, propuestas de amigos, material inédito, autores extranjeros por traducir y maquetar. Incluso si las tiradas son mínimas, como esa edición de 15 ejemplares, él disfruta el proceso "como un cochino", con la misma ilusión de siempre.
Ha sido un placer, dice Carlos mientras concluimos entre risas y abrazos virtuales. Y es que este encuentro nos deja el retrato de un hombre auténtico que junto a Tere y su incondicional equipo han dedicado la vida a preservar la memoria del cómic español. Sin artificios ni pretensiones, Carlos ha creado un universo donde la pasión, la amistad y miles de cajas cuidadosamente organizadas conforman un extraordinario ejemplo de resistencia cultural hecha desde la humildad y la constancia.
Cada tebeo tiene una historia que contar, y tú puedes ser parte de ella. ¿Qué estás esperando para conectar con este extraordinario universo de papel?