2 de jul, 2018 por Silvia Gutiérrez
A través de la novela Gorriones sin nido de Mario d'Ancona viajamos por los recuerdos de un señor de 93 años que ha recuperado el libro más preciado de su infancia.
Contamos con el testimonio de Cristóbal Carceller, natural de Villanueva de Gállego (Zaragoza), y residente en Madrid desde los 23 años. La compra en todocoleccion de este ejemplar de Gorriones sin nido, que recibió como regalo, le hizo recuperar un libro de valor incalculable; el de sus recuerdos de infancia.
Una novela que lo acompaña desde los 12 años
Ha supuesto una gran satisfacción, y me trae muchos recuerdos de mi infancia, haber conseguido ahora, a mis 93 años, un ejemplar de la novela de Don Mario d'Ancona titulada Gorriones sin nido.
Leí por primera vez Gorriones sin nido cuando tenía unos 12 años. Mi madre se había suscrito a la novela por entregas y todas las semanas, previo pago de 25 céntimos, se quedaba con uno de los cuadernillos que traía el repartidor. Al finalizar, la colección se encuadernaba y se conservaba.
Con esta novela aprendí cosas que le ocurren a las personas mayores. Y al mismo tiempo, me interesaba por la vida y milagros de los héroes; dos golfillos apodados El Perra Gorda y Cara bonita. Él se dedicaba a vender periódicos y ella a vender décimos de lotería. Pero de pequeños, sin saber quiénes eran sus padres, fueron criados por una mujer que los alquilaba a los mendigos, para que pidieran limosna con ellos. La vida era muy dura para ellos, como es lógico.
Todas estas circunstancias y la historia de estos personajes queda muy bien relatada y yo la admiraba. Tanto es así, que la leí de niño y después, cuando era un poco más mayor, la volví a leer. Muchas cosas me las aprendí y me las sigo sabiendo desde entonces.
La lectura de esta novela me sirvió para conocer los barrios de Madrid. Recuerdo muy bien Lavapiés, las Peñuelas, el Muro, las Vistillas, Vallecas… están descritos con tal detalle que parece que vivas en ellos. En mi pueblo sentían admiración porque yo, que no había salido de allí, conociera los barrios de Madrid. Porque la capital siempre ha sido una ciudad muy añorada en Aragón. Y yo la conocía ya cuando era niño, gracias a este libro.
Recuerdo que de mayor, cuando mis hijos eran niños, además de contarles muchos cuentos, les contaba pasajes de Gorriones sin nido. Y ellos saben quiénes eran Perra Gorda y Cara bonita. Por eso ha sido para mí una satisfacción enorme que mi nuera haya podido conseguir esta novela, que desapareció de mi casa sin saber cómo y por qué. Agradezco de todo corazón a los señores que nos la han proporcionado.
En todocoleccion encontrarás un catálogo con más de 8 millones de libros, antiguos y de segunda mano, entre los que puedes encontrar ese título que recuerdas con cariño especial y que perdiste por el camino de la vida.