Este libro explora la transformación de Barcelona entre 1888 y 1929, un período en el que la ciudad se modernizó y se convirtió en un centro industrial y cultural. Se examinan los movimientos modernistas, anarquistas y noucentistas que influyeron en la creación de una identidad catalana. El libro analiza las ambiciones y conflictos que dieron forma al nacionalismo catalán y al dinamismo cultural de la ciudad, destacando la arquitectura, las artes plásticas y la literatura.