11 de oct, 2018 por Ignacio del Valle
Bibendum es el hombre inflable más famoso del mundo. El emblema de Michelín lleva rodando por el mundo desde hace 120 años y regando tras su paso miles de objetos coleccionables.
Desde 1898 hasta hoy, donde hay ruedas está Bibendum, el chico con michelines más admirado de la historia. Repasamos con todocoleccion los objetos y anécdotas de un icono del coleccionismo en los cinco continentes.
Brindando con tachuelas y cascos rotos, fumando y sin gafas en la guantera. Si a nuestro protagonista hoy le diesen el alto en un control de velocidad, le retiraban un puñado de puntos del carné de conducir. Bibendum nos cae bien, como todos los maduritos fofisanos sonrientes, pelín golfos y sibaritas. Lleva con dignidad sus 120 años de historia y batallitas. Una trayectoria para conservar desde la Belle Epoque hasta la era espacial.
Adelantado a su época, el hombre Michelín y sus lorzas tiene el privilegio de ser un icono querido por más de tres generaciones que han reído con él. Desde las pedaladas del tour de Francia a los curiosos regalos publicitarios, documentos y carteles de chapa esmaltada que se encuentran en el top de objetos deseados de los coleccionistas.
Como tantas grandes ideas, la propuesta surgió de una observación. André Michelin al fijarse en un montón de cubiertas apiladas en el almacén de su fábrica de caucho, comentó que, con unos brazos, la pila de neumáticos parecería una persona. Dicho y a los cuatro años diseñado.
El caricaturista O’Galop en 1898 materializó la idea del inmortal hombre inflable. Recicló unos bocetos de un personaje original solicitado para una marca de cervezas que alzaba su jarra, profiriendo en latín "Nunc est Bibendum (Ahora bebamos)". El hombre Michelín tenía fama de beberse los obstáculos y clavos de la carretera. A partir de entonces nació el vecino más famoso de la ciudad francesa de Clermont-Ferrand y cómo no, protagonista de las colecciones más singulares.
Una de las particularidades de Bibendum, como buen viajero, es que donde iba, además de comer en buenos restaurantes, hacía lo mismo que la población local, de ahí la elevada cantidad de versiones. El hombre de Michelin acapara más disfraces que Mortadelo. Nuestro admirado Bibendum fue elegido mejor logotipo del mundo en el año 2000 por la revista Financial Times.
Antes de catar estos laureles y fama, ya formaba parte de nuestras viajadas vidas por carreteras secundarias. Los Pegaso “cabezones” con un Bibendum en lo alto de la cabina daban un toque kitsch junto a los toros de Obsborne y las alcachofas de Cynar atravesando la meseta asfaltada. Ya cuando el muñeco de Michelin lucía un pelucón rubio Marilyn o negro Napoleón ondeando al cierzo con una banda de miss, el éxtasis celtibérico era completo. Ante la aparición de Bibendum cabellera al viento se daba por sentado el carácter cachondo de nuestro “No corras papá” y amigo conductor.
Como a todo gordito entrañable, igual que al feliz Gambrinus de Cruzcampo, también a Bibendum le pusieron a dieta. No era plan, dada su avanzada edad, que a Bibendum le desinflasen los achaques.
En este remozado siglo XXI, Bibendum no se pierde ni un evento deportivo en el que se dé gas y adrenalina. En todocoleccion puedes seguir a rueda los más de 3.400 lotes de esta genial marca y sus locuras.
Si sois especialmente fans del muñeco de Michelín, os recomendamos echar un vistazo a este vídeo. En su 120 aniversario brindamos por Bibendum para que cumpla muchos años de michelines más.