13 de feb, 2020 por Ignacio del Valle
El buen comer no pasa de moda. Por eso los libros de cocina y los recetarios son tan valorados por los apasionados de la gastronomía. Llena la despensa y tu biblioteca con paladar de experto.
Al rey Ricardo II, también muy presente en la literatura gracias a Shakespeare, se le atribuye el patrocinio del primer libro de recetas de cocina. Sazonando su enroscada personalidad, su serenísima gula le llevó encargar un compendio de 250 recetas y técnicas de cocina de la baja edad media en la que los siervos de la gleba eran veganos por pura necesidad.
Las necesidades fisiológicas son la base de la pirámide de Maslow, teoría psicológica según la que se jerarquizan las necesidades vitales que peregrinan desde el respirar, comer y beber a la seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. Respecto al mundo culinario este mismo escalado se puede aplicar a la gastronomía y gastronomía emergente.
En todocoleccion albergamos miles de libros de cocina antiguos y libros de gastronomía de segunda mano para viajar por los sabores, olores y fogones de los cinco continentes a través de libros de cocina antiguos y obras de literatura alimenticia en la que se describen los platos que hacen salivar a los paladares y estómagos rugientes. Tenemos datadas recetas de cocina de cerveza sumeria, garum y la documentación para organizar un banquete digno de César gracias al muy cazoletero Marco Gavio Apicio.
La Edad Media de los cocinillas antes que frailes, ora, candela et labora nos dejaron fórmulas magistrales de licores como el Chartreuse y pitanzas entre dosis de rezo y sacrificio. A falta de relojes de cocina, temporizadores, los tiempos de cocción se cronometraban con gori goris de misereres, ave marías y padre nuestros, hábitos espiritualmente más saludables que comprobar la temperatura del horno metiendo la mano a modo de termostato. Es importante saber la duración de estas sabrosas plegarias a la hora de acercarse a estos truquis añejos.
Uno de los mitos de que los alimentos no saben como antaño tiene que ver con la pérdida de células captadoras de los sabores en la lengua, muy similar a lo que nos sucede con la audición o con la vista, que se nos cansa de tanto usarla con el paso de los años. Aún así las técnicas de cocina tradicionales liberadas de tanto precocinado y aditivo conservante son garantía de buena alimentación. Somos lo que cocinamos y comemos desde siempre.
En un entorno profesional de alta cocina ha habido dos mujeres, la estadounidense Julia Child y la compatriota Simone Ortega, que han acercado el buen comer a las generaciones carpantas de la postguerra. Antes de Simone Ortega el arte culinario se refería a los tratados de cocina de la Sección Femenina. Con las 1.080 recetas de cocina de Simone Ortega y sus 3,5 millones de ejemplares vendidos se popularizaron los buenos modos en los fogones.
Por su parte, Julia Child dominó el arte de la cocina francesa tras afilar los cuchillos en la prestigiosa escuela Le Cordon Bleu. Esta señora cultivó los antecedentes de los programas de telecuchara contemporáneos como el de Karlos Arguiñano y sus chistes malos o el Chef Enrique en Canal Sur, que pone acento con aceite de oliva a mesa diaria.
La buena mesa sigue siendo una ensoñación en un país adicto a las tapas y genéticamente espantado por las hambrunas. Las recetas en la memoria a lo largo de los siglos. Los modos de preparación y la manera de cebar un gato, escabechar perdices o preparar un un plato de legumbres que no sea de lata. La cocina más diversa y autóctona yuxtapuesta por la frontera del pimentón te aguarda entre las páginas de miles de lotes custodiados por la comunidad de todocoleccion. Recuerdos de fogones ancestrales y hogazas de mil tahonas, te esperan aquí a mesa y mantel, donde viven los recuerdos de aquellos sabores y aromas inolvidables. Disfrútalos.