30 de jul, 2021 por Adrián Cortés
El juguete de 7,5 cm no tiene codos, rodillas, ni nariz… pero va camino de cumplir el medio siglo sin perder su icónica sonrisa. Playmobil hizo ‘click’ en el corazón de toda su generación desde que nació en 1974 y, con el tiempo, ha hecho de la diversión también un artículo de colección.
Un obrero, un indio y un caballero medieval… Parece la entradilla de un chiste, pero así presentó Hans Beck a Playmobil en la Feria del Juguete de Nüremberg de 1974. La historia tiene gracia porque la empresa Geobra Brandstätter, que le había encargado un juguete con una gran capacidad de entretenimiento y que requiriese una mínima cantidad de plástico -por la crisis del petróleo de los años 70-, esperaba el desarrollo de pequeños coches de juguete.
En aras de estimular la imaginación de los niños, Hans Beck apostó por un diseño sencillo: no tienen codos, dedos, orejas, ni rodillas… pero sí una sonrisa eterna. Figuras que mantienen todas sus medidas desde su creación, facilitando el intercambio de sombreros y demás accesorios sin importar el año ni la colección. Una suerte identitaria que permite combinar complementos y escenarios de padres e hijos, en un entrañable relevo generacional.
El Playmobil nace con 7,5 cm de altura, tamaño ideal para la mano de un niño y su bolsillo, porque qué niño no quiere llevar siempre consigo a su mejor amigo. Aunque luego surgieron figuras con otras dimensiones, son pocas las modificaciones que han sufrido estas a lo largo de sus casi cinco décadas de vida: manos giratorias, cortes de pelo… y poco más, salvando la excepción que hicieron por el Mundial de fútbol de 2006, permitiendo el movimiento hacia atrás de una pierna para golpear el balón.
El éxito desde su irrupción en 1974 hizo que Playmobil cruzase rápidamente fronteras y, en 1976, la firma española Famosa logró un acuerdo para llevarlo a la Península Ibérica. Desde la fábrica de Onil (Alicante), proliferan los rebautizados ‘Famobil’ y, allí, nació el término ‘click’, adaptando el alemán ‘klicky’. Siguiendo la sencillez de su diseño, este sobrenombre viene -simple y llanamente- del sonido que hace cada pieza cuando encaja con otra.
Pese a que nunca sucumbió a seductoras alianzas comerciales con personajes de cómics y demás compañeros de escaparate, son numerosas las obras conocidas recreadas por Playmobil como ‘La última cena’ o ‘Las Meninas’. Y, aunque no deja de fabricar nuevos modelos, más coloridos y adaptados a la actualidad, las temáticas clásicas se mantienen: la granja, los piratas, los romanos, los egipcios... siguen presentes en nuestro catálogo, donde se encuentran desde Playmobil antiguos hasta ediciones especiales, rarezas o descatalogados.
Si bien es cierto que el Barco Pirata, con más de 16 millones de unidades vendidas, es el juguete estrella; el ritmo de producción actual es de más de 100 millones de miniaturas al año y se calcula que ya hay más de 3.000 millones de estos juguetes en los hogares de los niños… y los no tan niños. Es decir, dicho de otro modo, si estos pequeños personajes se cogiesen de la mano, podrían darle cerca de cuatro vueltas al mundo. Poca broma para unas figuras que también pueden presumir de ser protagonistas de videojuegos, su propia película… ¡y hasta parques de atracciones temáticos!
Asimismo, Planeta DeAgostini ha presentado una exclusiva colección de sets de figuras y libros Playmobil para divertirse y aprender jugando con las grandes etapas, lugares y civilizaciones de la historia. Con cada entrega, un nuevo tema histórico para descubrir con tus personajes preferidos, convirtiendo el pasado en una divertida aventura. Y es que, si de algo puede presumir Hans Beck, es que sus juguetes han evolucionado, pero no han cambiado apenas en su cerca de medio siglo de vida, conservando esa esencia que hizo ‘click’ en el espíritu todocoleccionista, donde juegan los niños con los recuerdos.