28 de nov, 2022 por Adrián Cortés
La Copa del Mundo acapara de nuevo el foco mediático y deportivo del planeta. El balón rueda para elegir nuevo campeón, mientras los nostálgicos jugamos con la colección recuerdos de los Mundiales.
La Copa del Mundo busca nuevo campeón ante la atenta mirada de todo un planeta que tiene los ojos en la televisión y la mente en los recuerdos; porque, si algo tienen los Mundiales, más allá de un incalculable valor mediático, es su irresistible atractivo coleccionista, como demuestran los más de 71.500 lotes en el catálogo.
Tan icónicas fueron 'la mano de D10s' y su antológica galopada ante Inglaterra, que, a veces, cuesta recordar que aquella obra de arte la firmó Maradona en cuartos de final; que, para ganar la Copa del Mundo de México 86, tumbó con otro doblete a Bélgica en semifinales y venció a Alemania en la final.
Diego no necesitó siquiera marcar en el Estadio Azteca para coronarse en el olimpo del fútbol mundial. Genio y figura de Argentina, su protagonismo fue absoluto durante toda la competición, acaparando el foco mediático y deportivo, erigido desde su irrupción en Santo de devoción y objeto de colección.
Más allá de la controversia que acompañó siempre al díscolo futbolista argentino, la leyenda que le envuelve en la historia de los Mundiales nos demuestra que los recuerdos que emanan del evento trascienden del deporte en sí; porque de una Copa del Mundo solo hay un campeón, pero los recuerdos que rezuman son infinitos y, aunque muchos sean lugares comunes en los que podamos confluir, cada uno tiene los suyos.
Guardamos la camiseta del futbolista o portero que nos encandiló; rellenamos el álbum de cromos; conservamos las entradas de los partidos; presumimos del póster y postal de la época o lucimos pines y banderines entre los infinitos de objetos que nacen como ecos del balón para convertirse en auténticas joyas de colección.
Balones originales, usados en finales como la de Sudáfrica de 2010 entre España y Holanda o libros firmados por los jugadores de la Argentina campeona en México 86; pines, pegatinas, monedas y hasta réplicas de la Copa del Mundo… los Mundiales son de las fábricas más productivas de todocoleccion. Se desconoce si es porque son cada 4 años, pero de sobra es conocido que su valor es incalculable: con el silbido final, frena el balón y comienza a rodar para siempre la pelota de recuerdos.
El ecosistema audiovisual también orbita en torno a la Copa del Mundo: películas, series documentales y videojuegos alimentan las pantallas de sus múltiples formatos. Asimismo, entre tanto contenido en 4K que ofrecen hoy las distintas plataformas digitales, relucen las imperfectas grabaciones artesanales en VHS que con tanto mimo decidimos inmortalizar en su momento.
Mientras el balón rueda para elegir nuevo campeón futbolístico; la Copa del Mundo de la nostalgia ya la ganó por goleada –cerca de 75.000 lotes vendidos- todocoleccion, donde los Mundiales juegan sus mejores recuerdos.