29 de ago, 2022 por Ignacio del Valle
Los soldados de plomo como juguetes se popularizaron a mediados del siglo XIX. En la actualidad el miniaturismo militar es una disciplina que combina el rigor histórico con la artesanía más delicada.
Jugar con soldados ha sido común a muchas infancias. Los soldados de plomo como juguetes se popularizaron a mediados del siglo XIX, prueba de ello es el cuento El Soldadito de Plomo que publicó Hans Christian Andersen en 1838. El guiño coleccionista del relato es el detalle de la caja de soldados con 25 figuras entre las que destaca una a la que le falta una pierna por un error de fundición.
Una de las singularidades de la afición al miniaturismo militar es la diversidad de modelos a escala que varía de 1:20 con 90 mm a 1:90 con 20 mm, pasando por los 77 mm, 54 mm, 45 mm, 30 mm y 1:72 con 25 mm de altura, más la complejidad de la reproducción fiel del uniforme y accesorios de la pieza en cuestión, moldeados y pintados con pericia artística. Lucio Sáez de Alcocer, autor de El Libro del Miniaturismo Militar, un referente en la producción de soldados de plomo, su delicado montaje y pintado más la fabricación de dioramas, compara este coleccionismo con la filatelia dada la cantidad de épocas que cubre.
Aunque se tiene noticia del uso de miniaturas militares en Egipto, la Roma Antigua y la Europa Medieval, ya sea en madera o barro cocido, los soldados en miniatura a partir del S XVII eran artículos solo al alcance de reyes y aristócratas que poseían ejércitos de pequeñas figuras fundidas incluso en plata. Luis XIII de Francia, Nicolás I de Rusia, Napoleón III hacían maniobrar a sus infantes y escuadrones de caballería sobre el tablero con soldados a escala. A finales del S XVIII la doctrina y táctica militar se enseñaba con soldados de plomo.
El soldado de plomo concebido como juguete surge en la muy juguetera ciudad de Nuremberg a finales del S XVIII donde se producen soldados planos pintados con mucho atractivo artesano. A principios del siglo XIX se afincaron en Barcelona artesanos italianos: Pirozzini, Salvatore Bacciarini, Ortelli... Ya en el S XX cobran fama las figuras de Eulogio González, Angel Jiménez, Teixidó, Capell… fabricantes que extendieron su producción hasta los años 50 y 60. La generalización del uso del plástico adoptada por Pech, Reamsa y Jecsan relegó al soldado de plomo al ámbito coleccionista donde sigue gozando de muy buena salud.
Fogones, cazos, guantes, limas, brocas, alicates, segueta, buriles, formones, tijeras, compás, reglas, aerógrafo, pinceles, cola, barnices, tintes, pinturas, espátulas, lupas… el banco de trabajo del miniaturista requiere de una caja de herramientas bien surtida para la ejecución de un soldado de plomo ya sea plano, de medio bulto o bulto redondo, la figura exenta, es la más popular. Los coleccionistas más avanzados funden sus propias figuras con moldes con aleaciones propias, un ejercicio de pura alquimia, en el que antimonio, plomo y estaño se amalgaman en una proporción magistral controlando la temperatura.
Los más puristas usan una aleación más dura para los cuerpos y otra más sofisticada para las cabezas separadas, mochilas, pistolas, sables y accesorios. Todo esfuerzo es válido para resaltar el trabajo escultórico del modelo a conseguir tras soldar las piezas y proceder a su decoración. En el episodio nº 93 del podcast del coleccionista te sorprenderá conocer la pasión de Jorge Martínez de Ilegales por el coleccionismo y fabricación de soldados de plomo.
Casanellas, Eulogio, García Castresana, Jiménez, Ortelli, Palomeque, TEO... nombres míticos. En todocoleccion dispones de más de 16.600 lotes relacionados con los soldados de plomo y el miniaturismo militar: manuales, figuras y catálogos. Muy vinculado al modelismo el coleccionismo de miniaturas militares se puede disfrutar también adquiriendo tus soldados de infantería, artillería y caballería pintados listos para exponer en tu vitrina. Una forma de poner cara a la historia, la evolución de los ejércitos, cuerpos renombrados, héroes, batallas y personajes que destacaron en hechos de armas, pero sobre todo disfrutar de la plasticidad, movimiento y calidad artística de estas pequeñas grandes obras de arte.