8 de abr, 2022 por Adrián Cortés
El nacimiento del walkman en 1979 supuso una revolución tecnológica y social, creando nuevos hábitos de consumo que ampliaban exponencialmente el mercado al permitir al oyente irse con la música a cualquier parte.
Nació como capricho de un alto ejecutivo de Sony y envuelto en polémica por su patente, pero nada impidió que el walkman revolucionase en 1979 los hábitos de consumo de música para siempre. Luego llegaron el discman, el MP3 y el smartphone para que nos llevemos la música a cualquier parte, pero nadie puede destronar al walkman como una de las joyas de la electrónica vintage más codiciadas por los coleccionistas.
Una de las postales que mejor sintetizaría hoy nuestro día a día sin duda la protagonizaría una sociedad ensimismada con su teléfono inteligente. Un fenómeno social que el profesor Shuhei Hosokawa bautizó hace casi medio siglo como el 'efecto walkman', profetizando que este tipo de aparatos cambiarían el paisaje urbano para siempre, ya que la gente interactuaría menos con el entorno y se centraría más en su propio espacio individual. El precio de la evolución se pagó siempre, no todas las facturas antisociales las paga Internet.
Como en todo hito evolutivo, el mito envuelve y ensalza la historia del walkman con el que Sony conquistó el mercado a finales del siglo XX. Después de 25 años pleiteando, Andreas Pavel consiguió en 2005 en los tribunales de Gran Bretaña que se le reconociese como el inventor original del primer reproductor de audio estéreo portátil en 1972 y que la firma japonesa le indemnizase con varios millones de euros.
Sony siempre mantuvo que el walkman nace gracias a la figura de Ibuka Masura. El entonces presidente honorífico de la compañía, que se pasaba la vida viajando, quería escuchar ópera durante sus largos desplazamientos y los reproductores portátiles de la época no eran prácticos, así que sugirió un prototipo para su siguiente vuelo transoceánico.
Como reconocería posteriormente gran parte del equipo de desarrollo de la época, prácticamente nadie confiaba en que este aparato tuviera tirón comercial. El walkman TPS-L2 nació de la base del Pressman, la grabadora de uso periodístico, quitaron el dispositivo de grabación y añadieron unos auriculares sencillos. Apenas se fabricó una tirada de 30.000 ejemplares, porque lo veían más como un divertimento creativo de los ingenieros que como un producto que pudiera cuajar en el mercado.
Años antes, los radiocasetes habían agitado la cultura urbana americana, erigiéndose en el epicentro de subgéneros musicales como el hip hop. De un modo similar, el walkman comenzó a popularizarse gracias a la imagen de caminar por la calle escuchando música y de 1987 a 1997 creció un 30% el número de personas que salía a hacer ejercicio al aire libre. Un cambio drástico en los hábitos sociales que multiplicó tanto la demanda de casetes que en 1983 las cintas superaron por primera vez en ventas a los vinilos.
Si bien es cierto que la primera generación del walkman supuso una revolución en la forma de oír música, la segunda fue la que le permitió conquistar el mercado: ya con un diseño propio, Sony apostó por optimizar el espacio sin perder calidad de sonido. Aunque Aiwa, Panasonic o Toshiba intentaron hacerle la competencia, su marca era tan potente que acabaron claudicando y, de algún modo, Sony compensó la guerra comercial perdida en los 70 entre su Betamax y las cintas VHS de JVC.
En los primeros siete meses del lanzamiento del primer walkman, se vendieron 140.000 unidades, acelerando la segunda generación; y en febrero de 1981, un año y siete meses después, salió al mercado el WM-2. En noviembre de ese mismo año, solo nueve meses después, ya había superado el millón de ventas.
En 1990, Sony había fabricado más de 80 modelos de walkman, llegando a superar posteriormente la centena: resistentes al agua, con carga por energía solar, doble pletina, doble puerto para auriculares para escuchar en compañía… Sin embargo, en 1983 la compañía nipona alertó de la sobreexplotación del mercado y un año después lanzó el discman D-50, el primer reproductor portátil de CD.
Desde que Sony dejara de fabricarlos, el walkman se ha convertido en una experiencia nostálgica sonora. En 2014, los Guardianes de la Galaxia resucitaron el aparato con el que el protagonista mezcla cintas como apoyo para su infancia en la Tierra. Todo un guiño que revitalizó un mercado que podemos medir en Orientaprecios, donde destacan más de 1.350 lotes vendidos.
Como ocurre con los discos de vinilo, hoy en día se están revalorizando también las cintas de casete. Sony no tiene previsto volver a producir las piezas que integran el walkman, convirtiéndole en una de las joyas de la electrónica vintage de todocoleccion, donde la música acompaña a los recuerdos a todas partes.