La rutina de coleccionar

La depresión postvacacional no es para coleccionistas. Si te has tomado unos días de asueto, seguro que no habrás renunciado a tu pasión. La costumbre de visitar anticuarios, mercadillos, exposiciones, quedar con buenos amigos con intereses afines. En septiembre regresamos a la rutina de coleccionar con mucho gusto y nuevos proyectos. Con el descanso durante el tiempo libre hemos tenido la oportunidad de poner orden en nuestras colecciones y descansar. Mientras nuestro cerebro ha trabajado en segundo plano maquinando nuevos objetivos que han madurando en silencio como las uvas.

Se atribuye a Charles Dickens la cita El hombre es un animal de costumbres. Lejos de las injusticias laborales victorianas, parece ser que como animales racionales sí tenemos nuestras costumbres. Por ello, la sabia rutina nos ayuda a intentar controlar nuestro entorno más inmediato. A las exigencias de la vida moderna contrarreloj el coleccionismo aporta hábitos repetitivos satisfactorios que se traducen en serenidad y nos ayudan a reducir el estrés y la tensión acelerada.

 

 

Paciencia, orden y trabajo

La rutina nos educa con un hábito de orden y trabajo que nos ayuda a concentrarnos a través del método y un flujo de actividad reconfortante. Desde la lectura y documentación a la restauración o mantenimiento y cuidado de nuestras colecciones. Ya sea la clasificación de sellos, postales, cámaras de fotos, obras de arte, monedas, billetes, fotografías, tebeos, películas o libros… ordenar o realizar un inventario procura un marco mental relajante que nos evade y adentra en territorios confiables. Muchos profesionales con actividades de riesgo sometidos a grandes responsabilidades y presión encuentran en el coleccionismo una válvula de escape y relax que contribuye a su bienestar físico y mental.

 

 

Disciplina rutinaria

La rutina, lejos del aburrimiento, nos ayuda a mantener una disciplina y controlar nuestros impulsos. Es curioso que también la persistencia en el hábito, la repetición mecánica torna nuestra estructura cerebral más eficiente, es una especie de gimnasia mental beneficiosa e incluso saludable. Sincronizando los biorritmos, la rutina de mantener un horario para dedicarlo a nuestro hobby es tan importante como regular las horas de sueño, hábitos de alimentación y ejercicio físico. Esa vida ordenada nos provee de cierta sensación de control que redunda en mejorar la autoestima y bienestar mental según los especialistas. Además lograr esa serenidad es estupenda para controlar los impulsos y ejercitar la paciencia. La rutina de coleccionar funciona como una especie de analgésico en un mundo cada vez más complicado.

 

 

Comienza por una lista

Tu rutina coleccionista te puede alegrar un día complicado. Para establecer una rutina y plan comienza por una lista. Enumera las tareas y objetivos. Apúntalo a mano. Es recomendable que pongas fecha a tus metas y ponte a ello. Desde la búsqueda de un lote concreto en todocoleccion a la evolución de su valor en Orientaprecios. La creación de una base de datos, un inventario en el que clasificar tus piezas por descripción, fecha de adquisición, origen… Las tareas de almacenamiento y exposición. Limpieza y cuidado, vigilar su estado de conservación y preservarla de forma adecuada e incluso restaurarla y devolverla a su aspecto original.

 

 

No estás solo ni sola

Una de las mayores satisfacciones que proporciona el coleccionismo son las relaciones sociales. Conocer a personas con gustos y pasiones afines a las tuyas en cualquier parte del mundo. Lejos de ser un entretenimiento solitario las asociaciones de coleccionistas te permiten aprender, compartir y participar. El coleccionismo te permite trabar nuestras amistades y ampliar tu círculo social, conectar con otros coleccionistas para intercambiar experiencias, conocimientos, colaboraciones, comprar y vender piezas. Acceder y participar en publicaciones. Sentirte acompañado en la rutina de coleccionar. Conectar con muchas otras tantas personas que mantienen viva la cultura del coleccionismo como tú.